“Lee y conducirás, no leas y serás conducido”
El encuentro con un libro supone para millones de
personas el umbral de entrada al mundo de la verdad, de la belleza y de la
libertad. Tiene mucha importancia el cultivo de la inteligencia y la preparación
cultural en la
formación de la personalidad. La lectura incide en la capacidad de comunicación
oral y escrita, lo que permite una participación más inteligente en la vida
social.
El
cultivo de las humanidades ayuda a adquirir hábitos de contemplación estética o
intelectual: una cultura profunda favorece el desarrollo de una razón que no
sólo hace, sino que también considera
y contempla. La Literatura ,
la Historia ,
la Filosofía ,
el Arte y tantas otras disciplinas, cultivan aspectos de la inteligencia o de
la sensibilidad importantes para el desarrollo humano.
Las
grandes obras literarias de Fedor Dostoievski, Miguel de Cervantes, León
Tolstoi y de otros, ayudan a conocer la psicología humana más que un tratado de
Psicología.
Un educador de nuestro tiempo recomendaba a los
adolescentes que leyeran buenas novelas
sobre el amor, de ese modo adquieren experiencia de cómo se puede conocer
al verdadero amor del falso. Una chica que ha leído 40 historias de amor,
tiene ya 40 experiencias, riqueza que no dan las telenovelas. No nos
referimos a las novelitas ilustradas –que quedan sólo en emociones y
sentimientos-, sino a los libros con calidad literaria.
Lecturas de calidad
Las
personas que han leído autores clásicos, con cierto orden y tiempo para
reflexionar, tienen una visión más penetrante de la realidad. Leer autores
valiosos alza el nivel del pensamiento. Convencer no es vencer, es más bien
implicar a otros en un esfuerzo común por conocer la verdad.
Leer
ayuda a matizar, a razonar y participar en el debate cultural que se refleja en
los medios de comunicación y en la vida diaria. Además, la buena literatura,
clásica y contemporánea —narrativa, dramática, poética—, ha contribuido siempre
a la formación ética y a la educación de los sentimientos, aspectos esenciales
de la madurez humana.
Los
grandes libros permiten compartir experiencias de gran valor; permiten conocer
personalidades como la de Hamlet o la de don Quijote; descubrir, a través de
las mitologías antiguas, tentativas de respuesta a interrogantes existenciales;
disfrutar con el amor a la naturaleza que late en las novelas de Tolkien;
acercarse a la Roma
de Nerón con Henryk Sienkiewicz; penetrar en el proceso de una conversión como
en Las Confesiones de San Agustín, o en la búsqueda de sentido de Viktor
Frankl.
A
continuación citamos algunos libros que pueden ser parte de una biblioteca.
De
Oscar Wilde: La importancia de llamarse
Ernesto, El ruiseñor y la rosa, El Príncipe Feliz (cuentos).
De
Martín Luis Vigil: La muerte está en el
camino, La vida sale al encuentro.
De
Manuel Tamayo y Baus, La locura de amor
(sobre Juana la Loca ).
De
Von Chamizo, El hombre que perdió su sombra (cuento alemán).
Francis Bacon afirmaba que "la lectura produce
personas completas; la conversación, personas dispuestas, y la escritura,
personas precisas". “Lee
y conducirás, no leas y serás conducido”, decíamos en el título; y efectivamente,
si no lees, si no razonas, pronto serás conducido por el ambiente, por otros, o
por tus propias pasiones y egoísmos.
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