Cuatro Mujeres Doctoras de la Iglesia
Hildegarda
de Bingen, Catalina de Siena, Teresa de Jesús y Teresita de Lisieux son las cuatro
mujeres doctoras de la Iglesia. Tienen el título de “Doctoras
de la Iglesia” porque produjeron obras trascendentales, enriquecieron la
doctrina y afirmaron la fe. Las cuatro poseyeron una ciencia extraordinaria y
por ello obtuvieron la aprobación solemne de la Iglesia.
La más recientemente nombrada por el Papa Benedicto XVI, es
la más antigua en el calendario. A continuación aparecen las cuatro biografías
de las doctoras de la Iglesia:
Santa
Hildegard von Bingen (Alemania, 1098-1179). Fue la menor de diez
hijos, y por eso considerada como el diezmo para Dios. Fue entregada a la
condesa Judith de Spanheim (Jutta), quien la instruyó en la lectura del latín,
en el canto gregoriano y en la cultura religiosa. A los 14 años, maestra y
discípula se enclaustraron en un monasterio benedictino de Disibodenberg, donde
les dieron asilo. Este monasterio era masculino, pero acogió a un pequeño grupo
de enclaustradas. Luego partió definitivamente de allí a un lugar donde no
había agua ni nada placentero y fundó un monasterio en la colina de San
Ruperto, cerca de Bingen. Fue abadesa, líder monacal, medica, profetisa,
compositora y escritora.
Le escribió una carta a Bernardo de Claraval donde le
revela que ha tenido visiones de cosas profundísimas. Él le responde a aceptar
“este don como una gracia y a responder a él ansiosamente con devoción y
humildad”. Posteriormente el abad de Claraval intervino ante el Papa Eugenio en
favor de Hildegarda. El Papa mandó informarse de esas visiones y luego declaró
que eran fruto del Espíritu Santo, y le pidió que continuara escribiendo sus
visiones. Hildegarda tuvo relación epistolar con Federico I Barbarroja y otras
personalidades. Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania le pedían
consejo. Llegó a ser conocida como la Sibila del Rin.
Es una de las personas más fascinantes, polifacéticas e
influyentes de la Baja Edad Media; tenía una cultura fuera de lo común, fue una
escritora prolífica; escribió sobre la redención, la conversión y la reforma
del clero. Escribió Libro de las obras
divinas y Conoce los caminos.
Escribió un libro de ciencias naturales y otro de medicina. Murió a los 81
años. Benedicto XVI le otorgó el título de Doctora el 7 de octubre de 2012
junto a San Juan de Ávila.
Santa
Catalina de Siena (Italia, 1347-1380). Vivió 33 años; fue la
vigésimo cuarta hija del segundo matrimonio del viudo Santiago Benincasa; no
sabía leer ni escribir y desde pequeña se decidió por servir a Dios en medio
del mundo. Logró dictar un libro titulado Diálogos
sobre la Divina Providencia con la ayuda de sus amigos, que tomaban nota de
sus diálogos con Dios. Desempeñó un papel insólito en la historia de su tiempo.
Al Papa ella le ponía el título de “el dulce Cristo en la tierra”. Tuvo un
papel muy activo para lograr que el Papa regresara de Aviñón a Roma. Paulo VI
le dio el título de doctora de la Iglesia el 4 de octubre de 1970. Junto con
Francisco de Asís es patrona de Italia.
Santa
Teresa de Ávila (España, 1515-1582) vivió 67 años. Fue la
primera mujer doctora de la Iglesia. Fue fundadora de las carmelitas descalzas
o de la descalcez. Escribió su Biografía,
Camino de la Perfección, Pensamientos sobre el amor de Dios y el Castillo interior. A los dieciocho años
entra en el Carmelo. A los cuarenta años tiene una nueva conversión. Establece
quince conventos en España y hace la reforma de su Orden junto con San Juan de
la Cruz. Paulo VI la hizo Doctora en 1970.
Santa
Teresa de Lisieux (Francia, 1873-1897) Nació en Alenzón,
Normandía. Cuando tenía sólo 4 años su madre muere de un cáncer de mama. Tenía
un gran gusto por la lectura y piensa que ella ha nacido para una gloria
oculta. Entró en el colegio de las Benedictinas y es perseguida por sus
compañeras de más edad que tienen celos porque sabe más que ellas. Ella llora
pero no se atreve aquejarse. No le gusta el recreo, tan ajetreado y ruidoso. Su
maestra la describe como una estudiante obediente, tranquila y pacífica, y a
veces pensativa o incluso triste. Teresa dijo que estos cinco años fueron los
más tristes de su vida. Fue carmelita descalza francesa desde los 15 años, por
un permiso especial. El hogar de sus padres fue un jardín de virtudes y
santidad. Su obra se recoge en varios cuadernos de los que sale la obra Historia de un alma. Se distingue por su
doctrina sobre la infancia espiritual o Caminito de infancia. Vivió sólo 24
años.
Pío XI la canonizó y la proclamó patrona universal de las
misiones. Fue proclamada Doctora de la Iglesia por Juan Pablo II el 19 de
octubre de 1997, día de las misiones.
Las cuatro Doctoras son místicas, es decir, almas
contemplativas.
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