Relaciones sexuales tempranas
Cuando se les plantean a los adolescentes las consecuencias de tener
relaciones sexuales, suele olvidarse que esa actividad va mucho más allá del
simple contacto físico.
Lo primero que conviene anotar es averiguar: ¿Qué es lo que buscan
ellos, y qué es lo que buscan ellas? Y aunque al generalizar siempre se cometen
injusticias —pues no todas las personas del mismo sexo, nación, o edades…,
piensan y actúan igual—. Sí podemos obtener una visión diferenciada entre los
comportamientos masculino y femenino.
Sin ser conscientes de ello, los hombres ponen su primer interés en el
instinto sexual, como efecto de la testosterona. La mujer pone en primer lugar
la búsqueda de cariño. En segundo lugar para el hombre está el afán de
dominio. Que a lo largo de un proceso complicado, puede derivar en
manifestaciones de celos y violencia, —tremendamente dañinos en la convivencia
entre las parejas durante el noviazgo y el matrimonio— y, que a veces, incluso,
requieren de ayuda psicológica profesional. Para las mujeres, en segundo lugar,
está el tratar de vencer el sentimiento de soledad producido por la
incomprensión de sus papás y hermanos, ante los cambios de humor que se
manifiestan con frecuencia en los períodos intrínsecos a sus procesos
biológicos.
En tercer lugar, para los hombres aparece la auto-afirmación de su
virilidad, incluso llegando, en algunos casos, a presumir con sus amigos sus
logros con las chicas. Para ellas, en cambio, en tercer lugar está una mezcla
de su nueva realidad como mujeres ante los demás, que suele ir acompañada de la
vanidad.
En el cuarto lugar para los varones, encontramos el sentimiento de
enamoramiento, el cual es inmaduro al no proceder de un compromiso firme y
formal, por su lógica falta de madurez. En cuanto a las mujeres en el cuarto
sitio está el placer sexual.
De acuerdo con este esquema, lo que para el macho ocupa el primerísimo
lugar, para la hembra está en el cuarto sitio. Si las jovencitas fueran
conscientes de esta disparidad se sentirían defraudadas; pues mientras los
primeros buscan el desfogue instintivo, las segundas lo ven como una entrega
real y sincera de todo su ser a la persona supuestamente amada, ambicionando la
correspondencia de esa donación que debería ir acompañada de una fidelidad a
toda prueba, y que no soporta ser traicionada. Tristemente vemos que, si al
adolescente que tuvo relaciones con su novia el martes se le presenta la
oportunidad de tener sexo el miércoles con otra mujer, no la deja pasar.
Podemos ver cómo se ha devaluado el sexo, pues hoy la pornografía no
cuesta, es gratis, y muchas jovencitas se ponen en barata por desconocer su
auténtico valor personal, sintiendo pavor a ser rechazadas si se niegan a
determinadas prácticas de chantaje sentimental.
Según la opinión de algunos psicólogos, esas relaciones terminan
haciendo que se pierdan el respeto y la confianza. Y al final suelen quedarse
con la sensación de que “eso” no los hizo felices.
Alejandro Cortés González-Báez
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