No estropees tu historia de amor
Una de las cosas más importantes en la vida es tener y dar
amor. El matrimonio puede ser un camino de felicidad, pero hay que ser
exigentes. Si tienes novio o novia, pregúntate “¿lo conozco?”. Porque muchas
veces salen y entran pero no se conocen a fondo. Hay que saber cuáles son sus
creencias en el terreno espiritual, qué piensa de la libertad, cómo piensa en
general, a qué aspira. Hay que pasar bastantes horas hablando. Hay parejas a
las que les sobra cama y les falta sofá. El amor no resuelve los problemas
psicológicos, eso se arregla con el especialista.
El rostro, la cara de una persona es programática, anuncia
la vida. Las personas inteligentes se enamoran no sólo de lo de fuera –de la
belleza exterior-, sino de lo de dentro –de la belleza interior de esa persona-,
de sus valores.
Es un error pensar con el corazón, hay que pensar con la cabeza
y educar el corazón. Un adolescente le dijo a su padre:
— Fulano vive con su novia.
Su padre respondió:
— ¿Por qué piensas
que hace mal?... ¿No estará estropeando su historia de amor?
Las preguntas ayudan a saber razonarle el porqué de sus
principios.
El plan de Dios nunca
incluye romper los mandamientos ni romper lo que enseña la Biblia. Nunca es
voluntad de Dios el pecado. Para que Dios nos muestre su voluntad debemos de
tener deseos de conocerla y Dios nos va a mostrar su voluntad. Dios no quiere
el uso de anticonceptivos sino la abstinencia en los solteros y la castidad
conyugal en el matrimonio; y esta castidad implica respetar el curso natural de
las relaciones íntimas.
Una amiga que vive en
Estados Unidos me dijo algo que me hizo pensar:
—Lo que a ustedes los latinoamericanos los salva el hecho de que aún hay
romanticismo en sus jóvenes. Acá se acabó hace años.
La palabra “amor” está tan
deslucida que casi da miedo nombrarla. El amor es ocuparse del otro y
preocuparse por el otro. Ya no se busca a sí mismo sino que ansía más bien el
bien del amado: se convierte en renuncia, está dispuesto al sacrificio, más
aún, lo busca.
El amor implica exclusividad
—sólo esta persona— y lleva la nota del “para siempre”. El amor tiende a la
eternidad, a dar ya recibir: a ser amor eterno.
El amor es salir del “yo”,
del egoísmo. Hay amores falsos que tienden al provecho personal, hay amores
brutalmente posesivos; pero el verdadero amor es benevolente aunque no deja de
tener su toque de posesivo.
Benedicto XVI escribió
recientemente: “Si en mi vida falta completamente el contacto con Dios, podré
ver en mi prójimo solamente a otro, sin conseguir reconocer en él la imagen
divina” (Deus caritas est, n. 18).
La fe es el criterio que
define nuestro estilo de vida. “Los que viven según la carne sienten las cosas
de la carne, en cambio los que viven según el Espíritu sienten las cosas del
Espíritu” (Rom 8,5). Dios no nos llamó a la impureza sino a la santidad” (1 Tes
4,7).
La pureza de corazón
determina la profundidad de las demás virtudes de la persona. Si la persona
joven se deja involucrar en relaciones sexuales, fácilmente caerá en nuevas
relaciones y de este modo las consecuencias destructivas se multiplican si no
sabe decir que no. La huella emocional que dejan las relaciones sexuales
prematuras no se puede medir fácilmente, y este impacto puede ser mayor que el
físico, según los expertos. Sin un nivel de madurez suficiente, los jóvenes se
encuentran perdidos en el mar de la sexualidad, al ser usados para el placer o
al usar el sexo para obtener gratificaciones. El resultado lógico es la pérdida
de autoestima y una dolorosa desilusión. A menudo el alcohol y las drogas
vienen a empeorar el problema afectivo, y crean un contexto en el que las
relaciones sexuales rebajan a la persona.
El concepto de abstinencia
sexual hasta el matrimonio no se desarrolla en el vacío, sino que los jóvenes
deben de comprender que sus acciones tienen consecuencias. No les debe de
extrañar que las relaciones sexuales sean fecundas, cuando todo el planeta está
diseñado para dar la vida. Valorar la abstención sexual significa valorar el
sexo, que es una maravilla, y valorarse a sí mismos, de modo que se guarda ese
tesoro para la persona amada, en el tiempo y en el lugar oportuno; dentro del
matrimonio.
¿Qué es la virginidad secundaria?
La virginidad secundaria es la decisión de abstenerse de la actividad sexual,
empezando hoy y continuando hasta el día del matrimonio; es una oportunidad
para empezar de nuevo. La virginidad física puede haberse perdido, pero la
virginidad es más que un simple estado físico; es una actitud, una manera de
pensar. Se manifiesta en la manera como tú te ves a ti mismo/a y a los demás.
La virginidad secundaria es un tiempo para cambiar los malos hábitos por los
buenos y para cicatrizar heridas pasadas. Te permite purificarte y renovarte
antes del matrimonio. Se necesitan matrimonios sólidos que den seguridad a los
hijos, porque ellos ven que sus padres se quieren, se respetan.
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