Descanso, lectura y deporte
Todos necesitamos descansar para tener una vida
equilibrada. Existen dos extremos en el descanso: uno, consiste en descuidarlo o despreciarlo, pensando
que no se necesita, o que descansar es falta de fortaleza. Despreciar el
descanso implica no conocer la condición humana. Algunas veces puede ser una
forma de soberbia o de desorden. No se nos va a juzgar por el número de cosas
hechas, sino por el amor a Dios y al prójimo puesto en ellas. Otro extremo
consiste en excederse en el
descanso.
Todos los anhelamos las vacaciones y ponemos en ellas
lo mejor de nosotros mismos. Los padres de familia se afanan por organizarlas
bien para que sus hijos se acerquen más a sus padres y al Señor, y también para
que estudien, descansen y se sientan felices. En ellos no pueden faltar una
dieta equilibrada, deporte, música, lectura y los hobbies de cada uno.
Se podrían esforzar en ir a Misa los domingos, convivir con cada hijo, abrazarlos y
decirles que se les ama. ¡Ellos lo necesitan! Y leer alguna de las
historias bíblicas que tanto bien nos hacen al conocerlas o repasarlas, ya que el
mensaje cristiano humaniza y da respuesta a los auténticos deseos de felicidad.
Es necesario profundizar, con el tiempo necesario y el
lugar adecuado, en las necesidades de nuestra vida con nuevos planteamientos de
renovación, mejora y de búsqueda del Rostro de Dios.
Hay que recordar que la educación se imparte siendo
siempre optimistas y positivos, ya
que la fe lleva a tener la certeza del triunfo de Dios sobre los males del
mundo, el demonio y la carne. Los padres o autoridades han de abrir horizontes
de modo que seamos más conscientes de que, con la oración podemos llegar a
muchos y llegar lejos. Lo importante es lo que el Espíritu Santo obra en el
alma de cada uno, que difiere de uno a otro por la correspondencia a la gracia.
Y en esa tarea nos puede acompañar Nuestra Madre, para que lleguemos a los puntos
que Dios desea que lleguemos.
El deporte
contribuye al desarrollo social de jóvenes y adultos. Muchas conversaciones se
llevan a cabo en la alberca, bajo una palmera o al término de algún juego de
raquetas. Ignacio Sánchez Cámara, catedrático y periodista, dice que el deporte es también escuela de
caballerosidad: de sobriedad y magnanimidad en la victoria; sobriedad y
resignación en la derrota. Saber ganar es faena más difícil que saber perder.
Por eso suele ser más fácil apreciar la dignidad en el gesto del derrotado que
en la hosca alegría del vencedor. Y termina diciendo: “No hay educación sin
deporte”.
A
la hora de descansar, cada uno pondera con sentido común y con sentido
sobrenatural el modo de hacerlo, y, sobre todo, pensando en que los demás
también descansen. Me decía una amiga: “Me voy a correr para
que todas me sigan cayendo bien”, hay quienes necesitan desfogarse, como los
migrantes que juegan futbol y a las dos horas ya poncharon el balón. Muchos
necesitamos Crucigramas, tocar algún instrumento, disfrutar de los árboles,
yerbas, plantas y pájaros, o escuchar música y pintar para descansar.
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