San José, fiesta del 19 de marzo
José significa
“Dios añadirá”. San José nos lleva a entender la grandeza de la vida ordinaria,
la belleza del trabajo. Nos enseña a añadir lo divino, a trabajar con el Señor.
Nosotros también hacemos algo muy de Dios, como dar catecismo o convivir
tratando de hacer felices a los demás.
Jesús reveló, en cierta ocasión, que el patrocinio y
el poder de intercesión de San José son superiores a la de todos los demás
santos. Sabemos que José, hijo de Jacob, llegó a ser el segundo en el reino de
Egipto y que, cuando el pueblo, hambriento, pidió pan al faraón, los mandó a
José. Podemos oír también, en nuestras dificultades que Dios nos dice: “¡Id a
José!”.
El 19 de marzo nos recuerda que Dios nos pide una
ofrenda completa. En el siglo XIII, en París, empezó a elevarse la
hostia consagrada y el vino, y luego se tocó una campanita y luego las campanas
de la Iglesia, y eso enfervorizaba a los fieles. No se usaba la comunión
frecuente y la gente a veces se subía a las bancas para ver mejor la hostia
consagrada. ¡Cuántas cosas podrían cambiar en mi vida si yo viviera menos mal
la Santa Misa! Realmente estoy en el calvario, es el memorial de la muerte del
Señor. Que esté allí nuestro tesoro. Mi centro, mi raíz, mi descanso, mi fuerza
es el Señor presente en la hostia santa. Vamos a pedirle al Señor que nos
aumente la fe. Tu santidad depende de tu Misa.
Todo está
planeado para que amemos más: la creación, la familia, la Iglesia. Todo lo que
ha pasado en mi vida es lo que más me convenía, aunque no lo entienda. Todo me
puede ayudar a sacudirme la rutina y centrarme en lo principal: aprender cada
día a amar más a Dios y a los demás.
San José nos
puede ayudar a amar más a Jesús Niño y a Jesús Eucaristía. Preguntarme: ¿Por
qué no soy más educado en la Misa? ¿Por qué no llego antes para prepararme
mejor? Puedo aprender a ser alma fina de modo que llegue un ratito antes a la
oración, y cuando termine, quedarme un ratito más. Y así, antes de la lectura
espiritual y después de ella.
Nuestro paso por la tierra es un momento insignificante y será pagado con
un gozo extremo, con un gozo total y para toda la eternidad. El pago que se da
a la tarea que realizamos es totalmente desproporcionado. Dios nos paga por
nuestro trabajo en la tierra en forma descomunal. Si damos mucho, más se
multiplicará en el Reino de los Cielos. Es el amor a Dios el que produce el
cambio sobre la tierra y el que nos da el premio eterno.
Hay momentos en que la tarea que Él nos pide nos puede
parecer difícil, pero Él siempre está atento a nuestras necesidades. Él nos
dotó de lo necesario para cumplir con nuestra misión.
Scott Hahn dice que el sentido de la Historia viene
dado en 33 años: la Vida de Jesucristo.
El propósito de su vida duró 3 años: su vida pública.
El objetivo de su ministerio se dio e tres días: El
Triduo Pascual.
El clímax de su sacrificio se dio en tres horas: En la
Cruz.
El resultado de la Pasión y Muerte de Jesús se traduce
en tres palabras: Todo está consumado.
Nuestra Señora dijo el 2 de septiembre del 2011 en
Medjugorje: “Mi Hijo los ha traído a ustedes, a la gente del mundo entero, a
conocer al único Dios verdadero y a Su amor...”. Ustedes han sido elegidos
específicamente para estos tiempos. “Los invito. Los necesito. Los escogí.
Ustedes son importantes” (junio de 1981). Ustedes has sido llamados,
invitados por Mí para una tarea especial: “Quiero que ustedes comprendan que
Dios los ha escogido a cada uno con la intención de usarles en un gran plan
para la salvación de la humanidad” (25 de enero de 1987).
Alejandro
Llano narra en su libro Olor a yerba seca: En un viaje cultural visité
la Mesquita de Córdoba. Rodeado de aquel bosque de columnas, oí Misa allí. Y
fue después de la comunión cuando Dios me hizo ver que aquellos deseos de
conversión no se harían realidad estable sin el poderoso auxilio de la gracia,
lo cual requería a su vez por mi parte el decidido abandono de las formas más
claras del egoísmo, de la búsqueda inmediata y física del mero placer (p. 79).
A
Luisa Picarreta, Jesús le dice: “Hija mía, la paciencia es el alimento de la
perseverancia, porque la paciencia mantiene en su lugar a las pasiones y
corrobora todas las virtudes, y las virtudes, recibiendo de la paciencia la
actitud de la vida continua, no siente el cansancio que produce la
inconstancia, tan fácil a la criatura. Por eso el alma no se abate si es
mortificada o humillada, porque rápidamente la paciencia le suministra el
alimento necesario, y forma un vínculo más fuerte y estable de perseverancia.
Ni si es consolada ni ensalzada se eleva mucho, porque la paciencia,
alimentando a la perseverancia, se contiene en la moderación sin salir de sus
límites. Mientras una persona se alimenta, se puede decir que tiene vida, así
el alma, mientras tenga paciencia, tendrá perseverancia” (Libro del Cielo, 6-115).
Por tanto, no permitamos, ante las flaquezas de los
demás, que se endurezca ese corazón grande que nos ha otorgado el Señor. Habría que fomentar en nosotros la capacidad de ser
felices. El Maestro Eckhart
escribió: "Si le dieses gracias a Dios por todas las
alegrías que Él te da, ya no te quedaría tiempo para quejarte." (s. XIII-XIV).
Invoca a San
José, sobre todo en los momentos difíciles y confía tu existencia a este gran
santo, decía el Papa
Francisco. Podemos imaginar el cariño de José por el Niño y por la Virgen. La
fe que obra mediante la caridad, y la caridad tiene mucho que ver con la
fidelidad.

Comentarios
Publicar un comentario