Beneficios del perdón
Perdona a tu mamá y perdona a tu papá, quizá ahora no lo
entiendas, pero cada vez que te sentiste lastimado, abandonado, humillado, te
estaban enseñando a ser más fuerte, más independiente. Te enseñaron a marcharte
de donde ya no es tu lugar.
Perdona a tu pareja que te engañó, quizá doliera
mucho, pero te estaba enseñando a poner límites, a amarte y a serte fiel a ti
mismo.
Perdona a tu amigo, el envidioso, el que habló
mal de ti, el que te hizo la vida imposible, el vio en ti algo que nunca podría
llegar a ser y te enseñó que, incluso en tu peor momento, tu luz brilla tanto
que lastima la vista de los demás.
Perdona a tus hijos por las insolencias, los
desprecios, el abandono. Te están enseñando a soltar tus apegos y a entender
que no puedes controlarlo todo, te están ayudando a soltar.
Pero sobre todo perdónate a ti mismo.
Por tu sobrepeso, por no ser el hijo ideal, la pareja generosa, la madre
incondicional, el padre perfecto. Perdónate por cada vez que te dejaste vencer
por el miedo, perdónate por cada error, pues de no ser por ellos, no serías la
persona que eres hoy, créeme, eres maravilloso.
Tu historia es imperfecta, y es la tuya.
Tu vida es imperfecta, pero es única.
Y aunque no lo parezca...
Todo pasa por algo, para enseñarte algo.
Para crecer.
Aprovecha este día para agradecerte, todo el
camino recorrido, todas las personas en tu vida, todas las experiencias
recibidas; todo el año vivido en consciencia. Dios bendice lo que has amado y
acepta nuestras disculpas y nuestro arrepentimiento como Padre de misericordia.
En ti cumple sus deseos en luz y amor. Sé sal, sé santo. ANÓNIMO.
Un personaje del Antiguo Testamento, Lamec -descendiente de
Caín- se jactaba de vengarse de las ofensas setenta veces siete (Génesis 4,
24). Jesús emplea esa expresión oriental significando el ilimitado número de
veces que hemos de perdonar. Para hacernos más accesible el perdón, Jesús lo
ilustra con la parábola del siervo despiadado que no perdona la deuda a de un
compañero, y él debía una gran suma al rey, quien perdona su deuda. Jesús
enseña que no seremos perdonados si no perdonamos de corazón a los demás.
Pe3rdonar viene de la preposición per que significa a través
de (con sentido de intensidad o totalidad), y del verbo donare, que significa
donar, dar gratuitamente. Su etimología es, por tanto, donar hasta el final,
darlo todo.
El perdón tiene mucho que ver con el amor total que recibimos
de Jesús, con el cual “todos somos del Señor” (Romanos 14,8). Por eso se
entiende que en otras religiones no se comprenda bien lo ilimitado del perdón.

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