Charlie Kirk y el sentido común
NORMA MENDOZA ALEXANDRY
octubre
2025
LA REVOLUCIÓN DEL
SENTIDO COMÚN
Charlie
Kirk, a quien el mundo ahora conoce, fue activista e idealista de un mundo
mejor, fundador y conductor de “Turning Point”. Este es un movimiento enraizado
en la fe, la libertad y el amor por su país. La organización dice defender los
valores conservadores en los campus de institutos, colegios y universidades.
Kirk tenía tres claves para la felicidad: la Fe, la Familia y la Libertad.
Claro,
la fe en Dios es la base para ser mejores personas. Al comprobar datos sobre la
práctica religiosa, informes dan a conocer que Kirk tenía razón al decir que: “Las
personas que asisten a la Iglesia son más felices, que las personas que no lo
hacen.”
El
investigador Ryan Burge de la Universidad de Washington en St. Louis declara: “Las
personas altamente religiosas son más felices que las personas que no lo son.”
(Pew Religions Landscape Survey).
Los
santos en general nos han mostrado la felicidad en la que viven con Dios. Un
santo que vio la realidad de nuestra época, San Josemaría, hablaba sobre la
“unidad de vida”, daba enseñanzas muy queridas por él diciendo que:
“La
vida humana, con todas sus manifestaciones diversas, grandes y pequeñas, tiene
una radical unidad.”
Charlie
Kirk, quizá no conoció a este santo, pero vivió una vida muy parecida a sus
enseñanzas: “El hombre no es un ser que vive aislado, tiene que habérselas
con el mundo de cosas y personas que le circundan y en el que él mismo se halla
situado.” (San Josemaría E. de B.)
En
sus discursos, era notoria la alegría de Charlie y así murió de un segundo a
otro, Dios no quiso que sufriera. El vivió con esa unidad de vida de la que nos
habla Dios a través de los santos.
Escuchar
los argumentos a favor de la vida que dio Kirk a estudiantes muy jóvenes de
centros de estudio, nos puede hacer pensar que trató de explicarles lo que vale
una vida humana, de lo que nos habla la “Ley Natural”.
Ante
una jovencita que gritaba convencida sobre su “derecho” a quitarle la vida a un
bebé en gestación, porque su decisión personal era la única que tenía valor, no
la de su hijo en el útero. Kirk por el
contrario, le respondió sobre el “derecho” de ese ser humano nonato a la vida y
a tener un futuro.
En
la ausencia de un consenso moral, las sociedades han de encontrar una manera de
razonar juntos y coordinar su existencia hacia un ‘acuerdo moral,’ en dónde y
cuando sea posible. En este mundo, la
Ley Natural ofrece dicha plataforma para un acuerdo.
La
participación racional de las creaturas de Dios en la ley eterna, permanece
como una arquitectura moral escrita en la conciencia humana por el Creador.
Esto es accesible para todos, precisamente porque está entretelada en lo que
significa ser un humano.
Sin
embargo, esta claridad no siempre es percibida debido al pecado. Esta época
está marcada por el pecado, esfuerzo, competitividad y ambigüedad. En dicha
época, el proyecto de construir una sociedad debería comenzar no por fantasías
de unanimidad, sino con una antropología realista. Por muy idealistas que sean
los líderes con buenas intenciones, han de entender que el hombre no está en un
estado vacío, sino que es una creatura creada a la imagen de Dios, pero
trágicamente dañada por el pecado.
Debido
a esta dualidad, cualquier intento de construir un orden moral y político, debe
luchar con dos verdades competitivas: La “imago Dei” (imagen de Dios)
hace posible el razonamiento, pero el pecado original asegura que el
razonamiento moral a menudo sea disputado, suprimido, corrompido o ignorado.
Esta es la paradoja de nuestro momento, esta es la paradoja en que vivió
Charlie Kirk.
Charlie
tenía como centralidad de su mensaje el matrimonio y la familia. Él decía que:
“no sólo la libertad es buena, sino que el matrimonio, los hijos y la
familia son las bondades que trae consigo la libertad.”
Algunas
de sus últimas palabras durante una entrevista con Fox News, cuatro días antes
de su asesinato fueron:
“Las
mujeres jóvenes priorizan sus carreras y el consumismo a expensas de búsquedas
más significativas. Pero, tener hijos y criarlos es más importante que tener
una carrera. Mis hijos importan más, que cuántos seguidores tengo en los medios
sociales,” dijo Kirk. Y siguió diciendo: “… No se trata de ridiculizar,
no se trata de moralizar. Se trata de elevar lo que es hermoso.”
El
matrimonio y los hijos dan una misión a los hombres y mujeres, fundamentando
sus vidas en la responsabilidad y un sentido en algo más grande que sí mismos.
Kirk mostró al mundo que poseía unidad de vida, coherencia.
NORMA
MENDOZA ALEXANDRY
octubre
2025
LA REVOLUCIÓN DEL
SENTIDO COMÚN
Charlie
Kirk, a quien el mundo ahora conoce, fue activista e idealista de un mundo
mejor, fundador y conductor de “Turning Point”. Este es un movimiento enraizado
en la fe, la libertad y el amor por su país. La organización dice defender los
valores conservadores en los campus de institutos, colegios y universidades.
Kirk tenía tres claves para la felicidad: la Fe, la Familia y la Libertad.
Claro,
la fe en Dios es la base para ser mejores personas. Al comprobar datos sobre la
práctica religiosa, informes dan a conocer que Kirk tenía razón al decir que: “Las
personas que asisten a la Iglesia son más felices, que las personas que no lo
hacen.”
El
investigador Ryan Burge de la Universidad de Washington en St. Louis declara: “Las
personas altamente religiosas son más felices que las personas que no lo son.”
(Pew Religions Landscape Survey).
Los
santos en general nos han mostrado la felicidad en la que viven con Dios. Un
santo que vio la realidad de nuestra época, San Josemaría, hablaba sobre la
“unidad de vida”, daba enseñanzas muy queridas por él diciendo que:
“La
vida humana, con todas sus manifestaciones diversas, grandes y pequeñas, tiene
una radical unidad.”
Charlie
Kirk, quizá no conoció a este santo, pero vivió una vida muy parecida a sus
enseñanzas: “El hombre no es un ser que vive aislado, tiene que habérselas
con el mundo de cosas y personas que le circundan y en el que él mismo se halla
situado.” (San Josemaría E. de B.)
En
sus discursos, era notoria la alegría de Charlie y así murió de un segundo a
otro, Dios no quiso que sufriera. El vivió con esa unidad de vida de la que nos
habla Dios a través de los santos.
Escuchar
los argumentos a favor de la vida que dio Kirk a estudiantes muy jóvenes de
centros de estudio, nos puede hacer pensar que trató de explicarles lo que vale
una vida humana, de lo que nos habla la “Ley Natural”.
Ante
una jovencita que gritaba convencida sobre su “derecho” a quitarle la vida a un
bebé en gestación, porque su decisión personal era la única que tenía valor, no
la de su hijo en el útero. Kirk por el
contrario, le respondió sobre el “derecho” de ese ser humano nonato a la vida y
a tener un futuro.
En
la ausencia de un consenso moral, las sociedades han de encontrar una manera de
razonar juntos y coordinar su existencia hacia un ‘acuerdo moral,’ en dónde y
cuando sea posible. En este mundo, la
Ley Natural ofrece dicha plataforma para un acuerdo.
La
participación racional de las creaturas de Dios en la ley eterna, permanece
como una arquitectura moral escrita en la conciencia humana por el Creador.
Esto es accesible para todos, precisamente porque está entretelada en lo que
significa ser un humano.
Sin
embargo, esta claridad no siempre es percibida debido al pecado. Esta época
está marcada por el pecado, esfuerzo, competitividad y ambigüedad. En dicha
época, el proyecto de construir una sociedad debería comenzar no por fantasías
de unanimidad, sino con una antropología realista. Por muy idealistas que sean
los líderes con buenas intenciones, han de entender que el hombre no está en un
estado vacío, sino que es una creatura creada a la imagen de Dios, pero
trágicamente dañada por el pecado.
Debido
a esta dualidad, cualquier intento de construir un orden moral y político, debe
luchar con dos verdades competitivas: La “imago Dei” (imagen de Dios)
hace posible el razonamiento, pero el pecado original asegura que el
razonamiento moral a menudo sea disputado, suprimido, corrompido o ignorado.
Esta es la paradoja de nuestro momento, esta es la paradoja en que vivió
Charlie Kirk.
Charlie
tenía como centralidad de su mensaje el matrimonio y la familia. Él decía que:
“no sólo la libertad es buena, sino que el matrimonio, los hijos y la
familia son las bondades que trae consigo la libertad.”
Algunas
de sus últimas palabras durante una entrevista con Fox News, cuatro días antes
de su asesinato fueron:
“Las
mujeres jóvenes priorizan sus carreras y el consumismo a expensas de búsquedas
más significativas. Pero, tener hijos y criarlos es más importante que tener
una carrera. Mis hijos importan más, que cuántos seguidores tengo en los medios
sociales,” dijo Kirk. Y siguió diciendo: “… No se trata de ridiculizar,
no se trata de moralizar. Se trata de elevar lo que es hermoso.”
El
matrimonio y los hijos dan una misión a los hombres y mujeres, fundamentando
sus vidas en la responsabilidad y un sentido en algo más grande que sí mismos.
Kirk mostró al mundo que poseía unidad de vida, coherencia.

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