Traficantes de personas
Viajaba en un autobús
y los asientos de enfrente iban dos hombres, uno mexicano y el otro
sudamericano. Uno alzó los brazos y pude observar que tenía números en los
nudillos de los dedos y tatuajes en los brazos. Uno de ellos contestó una
llamada:
- ¡Jefe!, ya vamos en
camino, sé que vamos con retraso. ¿Adónde recogemos la mercancía?... ¿De qué edades estamos hablando?
- ¡Ah! De 7 meses a 18
años. Bien, recogemos la mercancía en
el prostíbulo acordado.
Poco más tarde, uno de
ellos hizo un comentario que mostraba que trabajaban en la trata de personas.
Se define “trata de
personas” a la captación transporte, traslado y recepción de personas,
recurriendo a la amenaza, al uso de la fuerza, el engaño, el fraude o a la
situación de vulnerabilidad de la víctima con el fin de explotación sexual,
laboral o de otra índole, como la extracción de órganos.
Pensé en el dolor de
los familiares de esas personas robadas, secuestradas, o raptadas. ¿Cuándo será
el momento en que se les ponga un alto de parte de la autoridad respectiva?
Gobernación está al tanto. La ministra Olga Sánchez Cordero afirma que se da el
dato de que hay 40,000 desaparecidos cuando la realidad es que hay 350 mil, y a
veces hace poco porque hay políticos de alto calibre involucrados en este sucio
negocio.
Hay muchas maneras de
conseguir víctimas, por eso los padres de familia han de estar atentos. Cuando
una persona desconocida ofrezca facilidades para cursar estudios o trabajar en
el extranjero, hay que averiguar que no se trate de un “enganchador (a)”.
Pocas jóvenes han oído
hablar de este delito, por eso viven desprevenidas. Luego, son pocas las
jóvenes rescatadas. Son escasas las denuncias. Es necesario contar con la ley
que tipifica este delito, basada en el “Protocolo de Palermo”. La trata de
blancas es un siniestro negocio de esclavitud sexual. Muchas víctimas no
denuncian porque están amenazadas o hay chantaje.
El caso de Teresa es
un ejemplo claro del modo de operar de estas mafias. Entre caso se volvió
emblemático por la lucha de su madre por encontrarla. En la búsqueda de su hija
invirtió cinco años. Esta mujer llegó a infiltrarse en las mafias como
prostituta, ayudó a liberar a más de ciento cuarenta jóvenes y llegó a conocer
el funcionamiento interno de este negocio. “Las tienen marcadas, no eligen a
cualquiera. Les pegan tanto… Les ponen el revolver, las queman con cigarrillos
o planchas, las violan, y así las van sometiendo. Pero eso es sólo el comienzo.
Después las maquillan, les tiñen el pelo, las hacen drogadictas y las obligan a
vender drogas al cliente”.
Una característica de
estos “enganchadores”, cuando enamoran a la jovencita, es su prisa porque la
chica les resuelva si se va o no con ellos. Presionan mucho a su víctima para
que resuelva pronto sin pensar mucho su decisión. No hemos de olvidar que, de
la prisa no salen más que desatinos.
Algunos enganchadores
trabajan en contacto con algunos taxistas, peluqueros o vendedores ambulantes
que se prestan a esto por dinero. El círculo se completa con los padrotes o
proxenetas, quienes consideran que esas mujeres son de su propiedad.
Los padres de familia
han de estar vigilantes y saber quienes son los amigos de sus hijos, quienes
entran a su casa, con quienes tienen contacto en la escuela, y deben de hablar
con ellos de los peligros que hay en la calle y en el correo electrónico.
Habría que hacer
pensar a los secuestradores si su “trabajo” los va a conducir a la verdadera
felicidad. Un músico norteamericano, Jackson Brown decía: “Pregúntate si lo que
estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana”.
La trata de blancas es
una consecuencia más de sacar a Dios de la vida personal (de los reclutadores)
y de la sociedad. Dostoyewski escribe en Los endemoniados: “Cuando se
repudia a Cristo, el espíritu humano puede llegar a los extremos más
inconcebibles”.
Todas las personas son
importantes, todas tienen una gran dignidad, la dignidad de los hijos de Dios,
pero la mujer es punto focal para el desarrollo de la sociedad, por eso, el
representante de Togo ante la ONU dijo en la preconferencia de la Mujer: La
cuestión de la mujer es una cuestión de la humanidad.
Hay organizaciones que
se dedican a restaurar este tipo de víctimas y a promover la denuncia, pero lo
mejor es advertir del peligro a los hijos, niños y adolescentes.
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