Cuatro estrategias que usa Satanás para desviarnos

 

John Horvat II explica:

El orden cristiano presupone creer en Cristo y su ley. Como resultado, los cristianos organizan a la sociedad en función de esta ley, y de esto provienen el orden y la paz. Cuando una sociedad defiende la ley de Dios y rechaza la maldad en todas sus manifestaciones, existen todos los elementos para el progreso y la felicidad relativa que da esta vida.

En los tiempos modernos, el gran triunfo de Satanás ha sido socavar este concepto de sociedad, sobre todo, ha buscado destruir de nuestra mente la idea de una lucha entre el bien y el mal. Por lo tanto, emplea varias estrategias para mantenernos fuera de la batalla.

Primera estrategia: privar a los cristianos de un enemigo

Él ha buscado por todos los medios hacer que no se crea en él. Alienta una cultura que difunde la idea de que él no existe. Una vez que su existencia es cuestionada, hay sólo un paso para convencer a la humanidad de que el pecado en cualquiera de sus formas, tampoco existe. Por lo tanto, la incredulidad ante Satanás destruye la necesidad de luchar contra nuestros vicios o deseos malsanos. Se piensa entonces que el mal es un tipo de “enfermedad” que se puede curar con un tratamiento psiquiátrico. Las personas son inducidas a creer que las cosas pecaminosas suceden porque las personas están mal informadas o mal educadas. Otros afirman que las malas acciones son el resultado estructuras sociales opresivas.

Satanás hace todo lo posible para promover una sociedad que prive a la persona de la lucha entre el bien y el mal, y por lo tanto entre Dios y él mismo. Él priva a las personas del sentido de pecado.

Segunda estrategia: privar a los cristianos de un aliado

No creer en Satanás está conectado con no creer en Dios. Con esta estrategia, el diablo nos priva de nuestro mayor y más poderoso apoyo en la lucha contra el mal. Nos priva de los medios para alcanzar la victoria, ya que Dios siempre triunfará sobre el diablo.

Al promover la incredulidad en Dios, es fácil convencer a la gente de que el bien moral no existe. La gente "buena" no debe luchar contra el pecado, sino sólo hacer concesiones y mostrar "compasión" hacia el pecado. Se afirma entonces que la sociedad no debe promover un concepto de bien moral, ya que el bien es una cuestión opinable. Se llega al relativismo: todo es relativo, nada es absoluto.

Tercera estrategia: disfrazar el mal haciendo que se vea como bueno

Incluso destruyendo las nociones de bien y mal, el diablo encuentra difícil lograr que la persona practique lo malo, ya que es contrario a nuestra naturaleza, por ello, a menudo el diablo necesita disfrazar el pecado para llevarnos a la perdición.

Satanás es un experto en determinar el momento apropiado para atacar. Él mira a la sociedad y entiende sus disposiciones, necesidades, deseos y circunstancias. Él sabe que será derrotado si sugiere directamente pecar a una gente recta. Por lo tanto, confundirá a sus víctimas al desorganizar sus sentimientos; él sugerirá algo aparentemente loable como un medio para desviar a la persona a un fin perverso. Dirigirá y confundirá a toda la sociedad al proponer que los hombres busquen cosas que parezcan útiles pero que en realidad no son buenas. Él disfrazará el mal del aborto, por ejemplo, como un acto de "compasión" hacia la mujer, sin mirar al hijo. Satanás nos sugiere que la satisfacción de nuestros propios deseos y ambiciones (por legítimas que sean) es más importante que hacer la Voluntad de Dios. Él promueve una sociedad donde prevalece la regla del dinero y el poder, y el honor de Dios se deja de lado.

Cuarta estrategia: cambiar el orden de las prioridades de una persona

Finalmente, Satanás busca cambiar las prioridades de las personas favoreciendo una cultura que anima a las personas a centrarse en sí mismas, favorece el egoísmo y la sensualidad. De hecho, Satanás trató de hacer esto con Cristo mismo cuando sufrió hambre después de ayunar durante cuarenta días y noches. "Y vino el tentador y le dijo: 'Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan'" (Mateo 4: 3).

Santo Tomás de Aquino habla de esta acción del diablo como  de una perversión del orden adecuado de las cosas. Por el Pecado Original heredado de Adán y Eva, tendemos al desorden. Satanás saca provecho de esta tendencia al poner las cosas patas arriba.

¡Defiéndete!

Para luchar contra la acción de Satanás, debemos estar convencidos de que Dios "no permitirá que seamos tentados más allá de nuestra fuerza" (1Corintios 10:13). Dios permite la tentación, pero al sufrir y resistir las tentaciones, con la ayuda de Dios, podemos salir fortalecidos y aumentar nuestro amor a Dios. Cuando toda la sociedad se resiste a Satanás, conduce a un orden que conduce a una vida virtuosa común.

Cuando Satanás emplea estas estrategias en contra nuestra, contamos con el recurso a Dios y a su Santísima Madre. Hemos de participar en esta lucha cultural que Satanás promueve. Santo Tomás enseña que Dios permite que los justos sean tentados a fin de mostrarles la grandeza y la fuerza que sólo la gracia puede otorgarles.

En otras palabras, siempre y cuando nos comprometamos en la lucha personal contra el pecado, podemos estar seguros de la victoria y del regreso al orden. Dios nos necesita, quiere que como hijos seamos sus amigos y colaboradores y, con la fe, nos asegura la victoria.


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