Fortificar el amor en el noviazgo
Para
fortificar el amor en el noviazgo se debe vivir el respeto mutuo en las
palabras y en las obras.
Un amigo le explicaba a su colega: “Cuando tengas novia piensa en
el bien de ambos. No puedes tocar el cuerpo sin tocar el alma. El hombre es
capaz de fingir amor para obtener placer, y la mujer es capaz de seducir para
ganar afecto. El hombre busca placer y la mujer busca afecto… Podemos manipular
sin darnos cuenta”. El colega le confió que estaba llegando a caricias muy
íntimas con su novia. El amigo replicó:
- “¡Deja de ver a tu novia durante un mes! Si no la respetas, la
estás destruyendo. Vivir la pureza es una ley de Dios; transgredir ese
mandamiento es ir contra nosotros mismos; es un mandato positivo que fortifica
el amor. Un error puede
arruinar tu vida. La adicción sexual es la más devastadora de todas pues lleva
a tener un placer a corto plazo, efímero, y un sufrimiento que puede resultar
largo y doloroso. Por tu bien, evita el contacto con las zonas genitales, ni siquiera por encima
de la ropa”.
Ante
la afirmación de la pureza podemos topar con la incomprensión porque detrás hay
una serie de hábitos del pasado, pero si se piensa con más profundidad, se verá
que hay que respetar a la persona amada en todos los aspectos, porque no puedes
tocar su cuerpo sin tocar también su alma. Si falta esfuerzo, el alma se
paraliza o deja hacer, porque olvida su dignidad.
Quien apetece a otra persona sobre todo para
saciar su avidez sexual, no establece apenas vínculos personales con ella, sino
que la utiliza. En cambio, el que ama da lo que tiene, se da a sí mismo. Son
actitudes bien distintas: una arranca del egoísmo, la otra de la generosidad.
Cuanto más se “sexualiza” un noviazgo, más riesgo hay de
que derive en una unión de dos egoísmos.
En esos casos, el placer sustituye al cariño con más facilidad de lo que
parece, y se introducen en una atmósfera hedonista que ensombrece el horizonte
del amor y les impregna de frustración y de tristeza.
Algunos dirán que no tener relaciones con la persona
amada es represión, y no lo es; es
preferir otra cosa. Reprimirse es prescindir de algo atractivo para quedarse
vacío. Pero cuando, por ejemplo, una madre se priva de algo por amor a un hijo
suyo, no se dice que se esté “reprimiendo”, sino que se está sacrificando por
obtener algo mejor para su hijo. Y cuando un novio o una novia guardan su
cuerpo para entregarlo limpio en el matrimonio, no se reprimen sino que
apuestan por algo superior.
¿Cómo fortificar el
amor? Viviendo la abstinencia sexual y
el respeto mutuo.
En una ocasión explicaba
un muchacho de diecinueve años: «Guardarte para tu novia puede costarte; pero
en cuanto observas las cosas desde una perspectiva más amplia, ves enseguida
que, al esperar, estás conservando un tesoro muy valioso, y no quieres echarlo a
perder. Cuando algunos te miran por encima del hombro por ser casto, pienso que
yo podría hacer lo mismo que ellos cualquier día pero en cambio a ellos les costaría bastante desintoxicarse de todo el exceso de sexo
que tienen encima. He decidido esperar hasta casarme, y el hecho de que mi
novia también lo desee, me parece una buena muestra de lo que ella vale y de lo
que me quiere.»
Si bien es cierto que los hombres se encienden más fácilmente, no lo es
el que ellos «necesiten» tener relaciones sexuales. Ellos también pueden ser
castos. Este ejercicio de dominio sobre sí mismos es una magnifica preparación
para la vida matrimonial.
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