¿Cómo ser atractivo? 2ª parte
Cuando una persona nos cae bien, atrae, pensamos: “¿Qué atraene?”. Vemos que es alegre, servicial, sencilla. Tiene virtudes
humanas. Las virtudes humanas embellecen la personalidad. Cuando una persona nos cae mal, analizamos “¿por qué cae
mal?” Y vemos que es mal hablada, voluble, pesimista, impuntual, mentirosa,
egoísta o vanidosa, huele mal. ¿De qué carece? De cualidades humanas.
¿Qué es lo que hace a una persona valiosa? Sus hábitos
buenos. Un hábito bueno es saber compartir o ser leal, un hábito malo es ser
egoísta o inconstante (por ejemplo). Lo atractivo de un hombre es su virilidad,
y de la mujer su feminidad; peso eso no basta, se requieren también las virtudes humanas: la alegría, el orden, la
limpieza personal, el optimismo, la responsabilidad, la generosidad, el respeto
por lo que es opinable, el amor a la libertad, la lealtad, no ser posesivos o
celosos… En resumen: la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. Investígalas
pues es un tema importantisísimo, no sólo para triunfar en el amor sino para
triunfar en el trabajo y en la amistad.
Las virtudes humanas son
actitudes firmes, perfecciones del entendimiento y de la voluntad que ordenan
nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón. Proporcionan
facilidad para llevar una vida moralmente buena. El hombre virtuoso es el que
practica libremente el bien.
Cultiva las
cualidades del carácter, ya que determinan tu conducta: Benevolencia vs. Egoísmo; Bondad vs. Aspereza; Compasión vs. Indiferencia; Contentamiento vs. Codicia; Deferencia vs. Descortesía; Diligencia vs. Pereza; Discreción vs. Simpleza; Dominio propio vs. Desenfreno; Entusiasmo vs. Apatía; Flexibilidad vs. Resistencia; Generosidad vs. Mezquindad; Agradecimiento vs. Ingratitud; Humildad vs. Orgullo; Mansedumbre vs. Ira; Paciencia vs. Desasosiego; Perseverancia vs. Desaliento; Sabiduría vs. Necedad; Seguridad vs. Ansiedad; Sensibilidad vs. Dureza; Magnanimidad
vs. “Codez” o Pusilanimidad; Veracidad
vs. Engaño; Delicadeza en el trato vs.
Grosería y Violencia.
Si todas las virtudes son
importantes, quizá la templanza tenga especial relevancia. Templanza en comida,
bebida, vista (películas), música, comodidad... La voluntad está inclinada al
bien honesto o moral, pero puede desviarse.
Entrando ya al tema de la
amistad y del noviazgo, la primera ley del amor es no ceder a la gratificación inferior si se quiere llegar a la superior.
Y esto, ¿qué significa? Pongamos un ejemplo: un muchacho corteja a una
muchacha, y le hace un regalo que le gusta tanto, tanto, tanto, ¡tantísimo!,
que hasta se olvida del muchacho. ¡Pues hizo un mal negocio! A la próxima
visita ella espera otro regalo, y así sucesivamente, y se va aficionando, no a
la persona que la ama, sino a los regalos. Las caricias son como un regalo que pueden llevarnos a olvidar a
la persona ¾porque la mente se ofusca¾ para quedarse con el regalo. El amor pide ser fiel a la
persona y no ceder ante el halago del regalo. La vida va enseñando que, a
veces, por preferir lo inferior, se sacrifica lo superior; como aquella
muchacha que con el primer muchacho que encuentra, se besa. ¡Es tonta! ¡Babosa!
(de baba).
Psicólogos experimentados afirman que, al precipitar las
relaciones sexuales –vividas a menudo como una toma de posesión del misterio fisiológico y psicológico de la otra
persona-, se cierra prematuramente la etapa de la ternura, del acceso pudoroso
a la intimidad ajena. El pudor salvaguarda la propia dignidad. La impaciencia
destruye la armonía interior. Las relaciones sexuales devaluadas producen desencanto
y desazón porque desajustan los ritmos naturales de la propia vida. La
intimidad hemos de ganarla pacientemente.
No podemos ser amigos íntimos en una hora.
Y si dos personas se aman ¿deben esperar?... Si él y ella
están profundamente enamorados, ¿no es suficiente eso para enlazarlos para
siempre? No. Enamorarse es la cosa más
fácil del mundo. Permanecer enamorados, la más difícil.
Una anécdota de la vida real:
Una
chica fue a una fiesta vestida decentemente, donde las demás iban con falda
corta y ropa entallada. Una compañera le preguntó:
- ¿Por
qué te vestiste así?”.
A lo
que ella contestó:
- “Porque
me gusta que me miren a la cara, no al cuerpo. Quiero que me amen a mí
–completa-, y no sólo a mi cuerpo”.
Si tienes un cuerpo bonito o
feito, no lo descubras cada vez más, como dicta la moda, pues le quitas el “misterio”
que toda mujer posee. Tampoco te pongas tatuajes; son vulgares.
Por otro lado, la fe es el
criterio que define nuestro estilo de vida. “Los que viven según la carne
sienten las cosas de la carne, en cambio los que viven según el Espíritu
sienten las cosas del Espíritu” (Rom 8,5).
El concepto de abstinencia
sexual hasta el compromiso formal no se desarrolla en el vacío, sino que los
jóvenes deben de comprender que sus acciones tienen consecuencias. No les debe
de extrañar que las relaciones sexuales sean fecundas, cuando todo el planeta
está diseñado para dar la vida. Valorar la abstención sexual significa valorar el
sexo, que es una maravilla, y valorarse a sí mismos, de modo que se guarda ese
tesoro para la persona amada, en el tiempo y en el lugar oportuno; dentro del
matrimonio.
El ser humano no vive para el placer del instante sino que tiende a
la felicidad eterna. Para lograr esa meta no hay que dejarse dominar por el
instinto. San Alfonso María de Ligorio afirmó que en el infierno, el 99% de los
condenados están allí por faltas de castidad. Invirtiendo la frase se puede
afirmar que siendo puros, existe un 99% de probabilidades de ir al Cielo. La pureza de corazón, como toda
virtud, exige un entrenamiento diario de la voluntad y una disciplina constante
interior. Exige, ante todo, el asiduo recurso a la oración.
Esos
hábitos desarrollados, nos hacer ser mejores. Y eso es lo que embellece a una
persona: ser alegre, respetuosa, fiel, responsable, limpia por dentro y por fuera.
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