¿Puedo sobrevivir a la ruptura de mi noviazgo?
Escribe un joven: “Me parece que los que tienen experiencia en el tema puedan dar sus
consejos a corazones rotos primerizos, como el mío. Estuve de novio 2 años y 4
meses con Elisa, y, al romper sentí como si se me hubiera muerto un familiar.
Se me vino el mundo encima. Luego, pasado el tiempo, me tranquilicé. Lo que
hago para olvidarla es tratar de odiarla lo más que puedo, y de pensar las
cosas malas o feas que tenía.
Así no me duele tanto. Sé que hay que recordar lo
positivo, pero hacer eso sólo te provoca nostalgia. En mi caso pienso que ella
nunca fue lo suficientemente cariñosa, y que si esta relación hubiera seguido
por muchos años, o hasta casarnos, ¡uf! si ella era poco cariñosa de tan joven,
ni me imagino lo que sería de vieja: una morsa tirada en el sillón diciendo
solo un “hola” cuando te ve llegar... Lo
que me duele es pensar que otro tipo la vaya a tocar, o le vaya a dar su
primera vez, cuando yo la respeté todo este tiempo, para mostrarle mi amor. Y
así me lo pagó. Aunque ya no esté de novia conmigo siempre voy a sentir una
traición si está con otro, porque no creo que una persona se pueda desenamorar
fácilmente. El amor es uno, cuando nació ya está, siempre está, lo que puede
cambiar es la mente de uno momentáneamente, y tomar malas decisiones, como la
que tomó ella, y después con la maduración uno se da cuenta de que cometió el
peor error de su vida”.
Respuesta:
Ella no te merece, parte de eso. Lo
más común a todos los adolescentes es la necesidad de estar seguros de la
lealtad y la fidelidad de los amigos, pero sobre todo de la novia o el novio.
El temor a ser traicionados o engañados refleja la vulnerabilidad emocional y
su necesidad de poder confiar.
El tiempo y la distancia lo curan
todo... Los adultos quisieran ahorrarles muchos dolores,
pero hay cosas que –por más que se expliquen- no se entienden, hasta que se
experimentan en carne propia. Casi nadie experimenta en cabeza ajena. Y esos
sufrimientos que uno quisiera ahorrarles son, finalmente, para bien de los
jóvenes, pues hacen madurar, si se asimilan con sensatez. Si nunca te topas con
problemas, nunca te enteras de la realidad.
Al contrario de lo que muchos
piensan, yo creo que el hecho de enamorarse es el instante más auténtico de la
relación entre dos personas; es cuando ellas ven que todas las posibilidades se
abren ante ellas, es cuando tocan la esencia y belleza del amor.
La
solución nunca es odiar a una persona –como dices que procuras hacerlo-, sino
perdonarla, aunque no vuelvas a ser su novio. Seguramente estar con ella te
preparó para una futura relación que va a venir y en la que te va a ir mejor.
Elegir a la pareja indicada es una
de las decisiones más importantes de la vida. No se debe elegir sólo en base a
los sentimientos, porque los sentimientos son cambiantes: Hay que atreverse a
pensar, darse tiempo para reflexionar. Cuando una persona es joven difícilmente
distingue entre amor y pasión.
Para sacar adelante un noviazgo o un matrimonio, se
requiere amor, abnegación, sacrificio, doblegar la propia vanidad. Cuando el orgullo
se impone nace la tristeza. Hay excusas típicas de la infidelidad como
"fue una ilusión", "no sabía lo que hacía", "en aquel
entonces no era libre"... Por eso no hay que precipitarse.
Todos los sentimientos duran
mientras se creen eternos. Por eso también el que ha recibido un desengaño
amoroso cree que para él la vida ya no tiene aliciente. Algunos piensan en
darse un tiro. Si esperan un poco se reirán de su estupidez.
Otros acuden al amor comprado para
olvidar, o como compensación o como aventura. El amor se da, no se vende. El
que creyera poder comprarlo con su propio oro, sería despreciable.
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