Naturaleza del verdadero amor
El amor
de en una relación entre personas, aunque se pueda amar la comida francesa y
mexicana. Joseph Pieper habla del amor y da ideas, se pregunta: ¿Cuál es el elemento común del amor? Más
que cualidades generales, el verdadero amor exclama: “¡Es bueno es que existas!”.
Cuando amas a alguien llegas a la esencia de la persona, a sus cualidades más
personales. Cuando te enamoras ya no puede haber otra persona, amas a esta persona concreta en exclusiva.
Hay cualidades físicas, emocionales, y puede haber otra persona con más
cualidades, pero no se le ama así porque no eres “tú”. Más que entusiasmo y
admiración hay fe en esa persona. Se da una paradoja: Te sientes feliz y, a la
vez, sientes que no eres digno o digna de recibir ese amor, entonces surge la
meta de hacer las cosas mejor para ser un amador adecuado y digno de ese amor.
Podemos
dar la vida pero primero hay que amarse a sí mismo, luego buscar la felicidad
propia y del otro, unidas. No se entiende la vida sin el que amo. No se trata de
egoísmo. Puede que la otra persona no responda del mismo modo: puede decirte te
amo como amigo o como hermano. Entre más amas tienes más capacidad de sufrir
por el amado.
Afirmar
al otro al decirle “¡qué bueno que existes!”, y además lleva consigo
obligaciones, gozos y muchos detalles. El amor puede informar al sexo. Hay un
deseo de vivir tu vida junto a esa persona para darle tu vida de una manera
única, le das también tu futuro y tu fertilidad, entonces se consuma el amor en
plenitud y en verdad. Hay que buscar la verdad completa sobre el hombre y la
mujer.
El
aparato respiratorio y el circulatorio tienen sentido en sí mismos, pero el
sistema reproductor tiene sentido precisamente cuando se hacen “un sola carne”
en la consumación de la sexualidad, que sólo es posible entre un hombre y una
mujer. Las personas homosexuales están llamadas al celibato.
Hay
personas viudas que eligen no volver a casarse porque no quieren amar a otra
persona como con la que se casaron. No hay egoísmo, es una elección buena y
admirable.
Primero
hay que amar a Dios porque, como decía un taxista, “cuando estoy cerca de Dios
se me facilita portarme bien, y cuando me alejo de Dios se me facilita el mal”.
Dios es la fuente de amor, nos ha dado la vida y muchas cosas más cada día, y
hemos de darle nuestra vida para corresponder a su amor.
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