La belleza del amor
El amor no es un tema más; es el tema más importante para la vida
humana. La aspiración más profunda y la experiencia más gozosa es la de amar y
ser amado. También es lo que más se echa en falta y lo que más duele cuando no
sale bien.
El amor humano posee una gran belleza y guarda promesas grandes. Lo más
grande, el amor, es gratuito, pero a veces se echa a perder. A veces los
muchachos se encuentran con una mujer lagartona. ¿Qué es una lagartona? Es una mujer astuta y ambiciosa,
experta en el arte de manipular, de vida fácil, de edad media que sabe muy bien
lo que quiere, promiscua, roba maridos, novios o cualquier hombre incauto con
buenas intenciones, tienen cara de "yo no fui" y "mosquita
muerta" y son de lo peor, muy interesadas en el dinero de su conquista de
turno y le es fiel a sus 300 novios.
Hay otras mujeres que son jóvenes pero destilan vejez por la vida
que han llevado. Sólo piensan en su comodidad, no son afables ni se interesan
por los familiares del novio. No tienen la mirada limpia, transparente; han
perdido la inocencia y buscan, en el fondo, sólo sexo y dinero. El varón tonto
les sigue la corriente; el varón inteligente dice: “Esta mujer no me va a hacer
feliz, sólo piensa en ella, es basura”.
El auténtico amor no se queda sólo en el arrebato pasional, que es
pasajero, sino que llega a descubrir a la persona, y ese amor se convierte en
dar y darse.
La Revolución sexual ha llevado a falsificar el amor. Los seres humanos
somos seres sexuados y con intereses sexuales fuertes, y de esto da testimonio
toda la historia de la humanidad. Lo novedoso es que ahora está por todas
partes lo sexual, tiene una presencia pública manifiesta e hiriente. El sexo
explícito está en la pantalla del televisor, en internet, en revistas, anuncios
y espectaculares. ¿Quién dirige este fenómeno cultural?
Sheed, escritor australiano, decía que el sexo parecía como un animalito
con el que se puede jugar, pero cuando crece puede convertirse en un tigre que
juega con nosotros. Y así es, pues los reclamos sexuales tieneN repercusiones
en los resortes psicológicos de los individuos y en el comportamiento de la
sociedad.
Una amiga, que aún no tiene novio, me preguntaba recientemente:
¾¿Cómo ser feliz en el matrimonio?
Le respondí:
¾Es difícil pues los dos tendrían
que tener madurez, sentido de la fidelidad, virtudes humanas (sinceridad,
optimismo, laboriosidad, generosidad, pureza, etc.), responsabilidad y
practicar su fe.
Hay que tener presente que existe un vínculo entre la pureza de corazón,
la del cuerpo y la de la fe (CEC 2518). El corazón es la sede de la
personalidad moral, por eso se ha de tener en mucho la pureza de cuerpo y de
alma.
La belleza atrae, pero si la mujer es sólo
bella y no es amable, no tiene virtudes ni posee espíritu de servicio, llega a
cansar, en cambio, la virtud enamora. A un santo o santa no se le pide ser
bello, pero sí atractivo por su virtud. La fe da la virtud, da alegría.
Jesucristo
dice que todo es bueno. Nada de fuera que entra en el hombre puede hacerle
inmundo; pero las cosas que salen del hombre, ésas son las que lo manchan. “De
dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios,
fornicaciones” (Mateo 15,19). Lo que mancha es lo que sale de dentro del
hombre: sus vicios y sus decisiones. nuestra vida depende de nuestras
decisiones
Dios no
nos va a exigir más de lo que podemos dar pero pide nuestro esfuerzo máximo.
Por contraste está la moral relativista que dice: “Haz lo que quieras”. La moral personalista es constructiva. La
moral relativista es destructiva. ¿En orden a qué? A un ideal de perfección.
Las
fiestas inmorales son el antecedente de las Misas negras. Es inmoral
emborracharse en las fiestas. Emborracharse no es algo de que enorgullecerse,
es un pecado mortal.
Benedicto XVI enseña: Tened un gran respeto “por la institución del
sacramento del matrimonio. No podrá haber verdadera felicidad en los hogares
si, al mismo tiempo, no hay fidelidad entre los esposos (...). Al mismo tiempo
Dios os llama a respetaros también en el enamoramiento y en el noviazgo, pues
la vida conyugal que, por disposición divina, está destinada a los casados es
solamente fuente de felicidad y de paz en la medida en que sepáis hacer de la
castidad, dentro y fuera del matrimonio, un baluarte de vuestras esperanzas
futuras” Discurso del Papa a los jóvenes
en el estadio de Pacaembu, en Sao Paulo,
Brasil (9 mayo 2007).
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