Un tema muy actual en nuestro tiempo
El aborto no es interrupción del embarazo porque no se
vuelve a reanudar; no es derecho porque no existe el derecho de matar; no es
seguro porque en la práctica muere una persona y hiere a otra. No es libre
porque alguien no lo eligió (Javi Ríos)
Cuando
veas a un alma que anuncia el aborto como un acto bueno, sabrás que en ella
reina el demonio y que está en peligro de muerte eterna. ¡Ay de nosotros si
consentimos con este miserable y mortal pecado! No osemos tomar el lugar de Dios
y no permitamos que ninguna persona lo haga. No seamos cómplices de este crimen
maldito por culpa de nuestro silencio o nuestra tibieza
(Padre Pío).
Una filósofa norteamericana
explica: Los verdaderos derechos humanos son para promover la vida y la libre
voluntad. Ser humano y ser bueno son la fuente y la cumbre de los derechos
humanos universales. El ser y el bien son el Alfa y el Omega de los derechos
humanos. El ser y el bien son la esencia de la vida (Janet Holl Madigan,
Universidad de Maryland, College Park).
Si el ser y el bien son la
esencia de la vida, los derechos deben de defenderlos, pero inventan “nuevos
derechos” para enmascarar lo que va en contra del bien y del ser humano.
Lucía, la vidente de Fátima
dijo: “Si Portugal no aprueba el aborto estará a salvo, pero si lo aprueba
tendrá mucho que sufrir. Por el pecado de la persona, la persona es responsable
y paga por él, pero por el pecado de la nación, toda la gente paga por ello,
porque los gobernantes que promulgan las leyes injustas lo hacen en nombre de
las personas que los eligieron”.
Al aborto se le considera un
servicio de salud pública. ¿Qué tiene que ver con la salud un procedimiento al
que entran dos personas sanas y al salir, una está muerta, y la otra
completamente destruida?
La mayoría de la gente ignora lo que es
abortar. No conoce los riesgos para la madre, ni el sufrimiento en el proceso
de muerte del hijo. Nadie muestra imágenes y es clave verlas para poder
discernir si es esto lo que queremos para los mexicanos. Necesitamos abrir los
ojos a la verdad sin eufemismos y darnos cuenta de que el vientre materno
podría convertirse en el lugar más peligroso del mundo – en una tumba-, si de
despenaliza el aborto.
Vivimos en una época en que las normas sexuales están
siendo transformadas poniéndolas completamente al revés. Ninguna sociedad había
dicho antes: “Vive tu impulso sexual como quieras”, y nuestra sociedad lo hace.
Es un ataque medular contra la dignidad del ser humano y contra la sociedad, ya
que si una sociedad abandona su moralidad, cae en la anarquía, en el caos.
Si renunciamos a nuestra identidad de hombre o de mujer
–como pretenden algunos-, y decimos que no hay tal identidad, todo el orden
sexual se derrumba.
La ideología de género dice que la sociedad no sólo debe tolerar,
sino aceptar cualquier tipo de orientación sexual y cualquier depravación. La
ideología de género presenta un abierto y decidido rechazo de Dios y de su
creación. Un nuevo totalitarismo se desarrolla bajo el manto de la libertad. La
idea de cambiar de sexo es la rebelión más profunda contra las condiciones de
nuestra existencia humana. Hoy día quieren que todo sistema educativo se empape
de la agenda sexual. Y este es el peligro de algunos candidatos a gobernadores
y políticos que desean propagar la “perspectiva de género”.
Aprobar el aborto es despreciar al ser humano. Ahora
nos presentan como normal la promiscuidad.
Estamos perdiendo nuestras raíces en la fe, la nación, la
familia y la propia identidad. Esta confusión de género es una herramienta que
utilizan para manipular a las masas, es una estrategia del Poder oscuro (la
ONU, Bill Gates, los Rockefeller, George Soros, Warren Buffet, Familia
Rothschild y otros). Pero aún no estamos derrotados. En Francia, los padres de
familia han ido a huelga y no envían a sus hijos a la escuela una vez al mes,
ya que no quieren la educación de género. ¿Qué pueden hacer las élites ante
esta reacción?
San Juan Pablo II, el profeta de los últimos tiempos, nos
advirtió: “Una sociedad que mata a sus
hijos no tiene futuro”. Benedicto XVI ha repetido muchas veces: “Una sociedad que se aleja de Dios camina
hacia su autodestrucción”. La ruptura entre sexualidad y procreación
presenta la vida como una amenaza de la que hay que protegernos. El aborto es
fruto perverso de una sociedad corrompida.
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