¿Cómo superar el resentimiento?
El enemigo quiere ser el centro de nuestra vida,
quiere que vivamos en el rencor, en la envidia y en la tristeza. Perdonar es un
acto unilateral, es una decisión por la que me propongo no odiar, no vengarme.
Cuando se habla de lo que se lleva dentro, la
persona piensa con más profundidad con ayuda de quien la escucha. Al describir
el enojo o el resentimiento, éste pierde
fuerza, y disminuye su influencia en nosotros. Si una persona está muy dolida y
enojada, puede escribir lo que siente y romperlo una semana después. Es
importante liberar el sentimiento de manera adecuada. A muchas personas les ha
ayudado hacer verdadera oración. Contarle a Dios, con el corazón en la mano, lo
que afecta.
Francisco Ugarte, filósofo mexicano, tiene un libro
sobre el tema titulado “Del resentimiento
al perdón” (Ed Panorama), que es todo un tratado de cómo manejar la
susceptibilidad, tan propia de nuestro pueblo. Afirma que el resentimiento
aparece como reacción a un estímulo negativo que hiere el propio yo. Luego
agrega que “la voluntad débil es también origen de resentimientos”, pues “al no
alcanzar lo que desearía, la voluntad influye sobre el entendimiento para que
éste deforme la realidad y quite valor a aquello que no ha podido conseguir”.
Hay personas que reaccionan con pasividad ante las
ofensas, es decir, se retraen o se distancian de quien lo ha agredido. Peñalosa
dice que es fácil ofender al mexicano porque la susceptibilidad está a flor de
piel.
Ante una corrección muchas veces nos podemos sentir
descalificados, devaluados o menospreciados. En suma, nos podemos sentir muy
poca cosa. Y estos sentimientos son los que debemos de trabajar, meditando por
qué nos va mal en las relaciones humanas. A veces no se aceptan las propias
circunstancias o limitaciones. Nos falta aceptarlas y aceptarnos con amor.
El resentimiento, dice Ugarte, “es quizás el peor
enemigo de la felicidad porque impide enfocar la vida positivamente y aleja a
la persona del bien que le corresponde como ser humano” (p. 21). Y continúa:
“La tendencia a girar en torno a sí, a convertir el propio yo en el centro de
los pensamientos y en el punto de referencia de todas las acciones se llama egocentrismo y es el principal aliado
del resentimiento”.
Lo determinante en el resentimiento no radica en la
ofensa, sino en la respuesta personal. Hay que pensar, ¿qué motivos tuvo mi
agresor para agredir? Generalmente, la gente no quiere lastimar a otros. Nos
lastiman porque tenemos la susceptibilidad a flor de piel.
Cuando una persona ya está resentida, se obsesiona
con una idea o pensamiento negativo. Debe uno tratar de cambiarlo y evitar
cavilar. “Un medio especialmente eficaz para evitar el resentimiento lo
constituye la gratitud, entendida como capacidad de reconocer los dones y
beneficios recibidos”, escribe Ugarte. Hay que descubrir todo lo positivo que
hay en nuestra vida y percibirlo como un regalo por el que debemos dar gracias.
La gratitud es lo opuesto al resentimiento. Quien no espera nada ni exige nada
para sí, se alegra por lo que recibe y ordinariamente le parece que es más de
lo que merece.
Heráclito
de Efeso escribió: Hay
que mostrar mayor rapidez en calmar un resentimiento que en apagar un
incendio, porque las consecuencias del primero son infinitamente más peligrosas
que los resultados del último; el incendio finaliza abrazando algunas casas a
lo más, mientras que el resentimiento puede causar guerras
crueles con la ruina y destrucción total de los pueblos.
Aun ante la más grave ofensa el perdón, la reconciliación son fundamento de la unidad familiar porque se da con los más próximos a ti, con los que mas amas: tus hijos, tu pareja, tus padres, tus hermanos... el perdón es una gran manifestación del amor. Jutta Burgraff dice: Perdonar es amar intensamenteNo se trata de buscar un culpable sino de encontrar una solución, y ésta comienza cuando reconocemos nuestra frustración, y comenzamos a planearnos la posibilidad de perdonar. Mientras vivamos ligados al supuesto agresor, viviremos atrapados por el pasado. Perdonar es la manifestación más alta del amor y, en consecuencia, es lo que más transforma el corazón humano. San Juan Crisóstomo llega a decir que “nada nos asemeja tanto a Dios como estar dispuestos al perdón” (In Mat homiliae 19,7). La vida es breve. Dios nos ama y quiere que estemos felices y optimistas en medio de las dificultades.
Heráclito de Éfeso
escribió: Hay
que mostrar mayor rapidez en calmar un resentimiento que en apagar un
incendio, porque las consecuencias del primero son infinitamente más peligrosas
que los resultados del último; el incendio finaliza abrazando algunas casas a
lo más, mientras que el resentimiento puede causar guerras
crueles con la ruina y destrucción total de los pueblos.
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