Profecías de Nuestra Señora del Buen Suceso (1ª parte)
La imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso está en
Ecuador, y Nuestra Madre manifestó, hace muchos años, que quiere que las
naciones estén en paz y en santidad.
Sucedió en Ecuador, a la Sierva de Dios, Madre Mariana de
Jesús Torres, en el siglo XVI. Esta mujer es co-fundadora del Real Convento de
la Inmaculada Concepción de Quito.
Para 1576 un grupo de religiosas emprendió un viaje por
mar. La travesía duró entre 50 y 70 días para llegar a las cosas del Pacífico.
En un momento el viaje tuvo el peligro de naufragar pero llegaron bien.
Estas religiosas hacen reparación e intercesión 400 años
antes por los cristianos del siglo XX, no sólo los del Ecuador, justamente para
pedir por este tiempo.
En 1577 se funda el real monasterio que después se llamaría
el Monasterio de Nuestra Señora del Buen Suceso. La Madre Mariana Francisca de los
Ángeles entró al noviciado a los 15 años. En su profesión Jesús le dijo:
“Tu vida será un continuo martirio para que me ayudes a reparar y salvar almas”.
(No es textual).
Dios Padre le dijo que le iba a dar parte del castigo del
siglo XX, si ella lo aceptaba, y dijo que sí. Oyó la voz de Dios Padre que
decía: “Castigaré la herejía, la blasfemia y la impureza”. Sintió tres espadas
que la traspasaron. Tenía un dolor fuerte en donde Jesús tuvo sus llagas.
Mariana vio a la Virgen y ella le dijo que era su Madre,
que Dios la tenía destinada para grandes sucesos, pero que antes Dios debía
purificarla. Tuvo diez apariciones de la Virgen. En una de ellas, la Virgen le
deja al Niño Jesús tres horas.
El 17 de septiembre de 1588 recibió los estigmas de Nuestro
Señor en sus manos, costado y pies. La enfermedad se prolongó y su cuerpo fue
transformado en una sola llaga. En medio de atroces dolores le era casi
imposible pasar los alimentos. El demonio le inspiraba pensamientos de
condenación, ella acudió a Nuestra Señora y encontró alivio.
Mariana murió tres veces como parte de su calvario. La
primera vez Dios le permitió elegir quedarse en el Cielo o volver a la tierra.
La virgen le aconsejó volver. En 1589 tuvo la segunda muerte. El cadáver frío
no daba señas de corrupción. La dejaron el viernes y el sábado, y el domingo
apareció vida. La Madre superiora pensó que era el alma del purgatorio que
necesitaba algo. Ya luego vio que estaba realmente viva.
“Son tantas los beneficios de la salutación angélica, dijo,
que los humanos no lograrán comprenderla”.
Unas religiosas querían atenuar la Regla, se rebelaron,
pero la muerte de la principal lideresa murió y las demás pensaron que era
mejor la obediencia.
Jesús en una ocasión le mostró cómo su Sangre se derramaba
en gran abundancia y dijo: En este mar de Sangre de mi corazón, estoy pronto a
purificar a quienes deseen arrepentirse. Convirtamos nuestros hogares donde
Jesús se sienta a gusto.
El 2 de mayo de 1897, en Quito esbirros de la masonería
entraron en casa de los sacerdotes jesuitas y profanan el altar y el sagrario.
Y esto lo ven antes las Madres y Dios les pide reparación.
En una de sus visiones, la Virgen le dice: La tribulación
con la que hoy mi Hijo te bendice, se fortifica tu alma. ¡Cuántos crímenes
ocultos se comenten en sus ciudades! Pero las religiosas serán poderosas para
aplacar la ira divina y conseguir grandes bienes para los demás.
En el siglo XIX vivirá un presidente verdaderamente
cristiano. Él consagrará la nación al Corazón de Jesús, y será mártir, será
asesinado por los masones y tomaran estos el poder; pero esa consagración
perdurará.
No es la vida ni la salud ni la cárcel lo que quiero para
ti, sino que sufras las penas del infierno por cinco años, para salvar a la
hermana que está causando estos pleitos en el convento.
La Virgen le explicó que algunas religiosas se condenan por
su culpa, y otras viven en heroica y oculta santidad, y esas almas detendrían
los castigos sobre el mundo y Ecuador.
¡Ay! de los niños de este tiempo, difícilmente recibirán el
sacramento del Bautismo y la Confirmación. Habrá enormes sacrilegios públicos y
ocultos. Serán rechazados los sacramentos porque faltará el espíritu cristiano.
El estado general de la Iglesia y del mundo para el siglo
XX lo describe la Virgen a la Madre. Explica que muchos van a privar a las
almas de la Unción de enfermos. En cuanto al sacramento del matrimonio, que
simboliza la unión de Cristo con su Iglesia, será atacado y profanado en toda
la extensión de la palabra, la masonería va a elaborar e imponer leyes inicuas
con el objeto de extinguir ese sacramento, facilitando a todos vivir mal.
Aumentados los efectos de la educación laica, disminuirán las vocaciones
sacerdotales y religiosas. El demonio procurará perseguir a los ministros de
Dios y tratará de corromperlos.
Este aparente triunfo de Satanás, atraerá sufrimientos
enormes a los buenos pastores de la Iglesia. El Papa derramará secretas y
amargas lágrimas suplicando por el clero del universo.
En esa época habrá un lujo exagerado, le dice Nuestra
Señora, que conquistará almas frívolas. No se encontrará pudor en las mujeres
ni inocencia en los niños. Se callará a aquel que a su tiempo debió hablar.
La devoción a la Virgen será el pararrayo colocado entre la
divina justicia y el mundo prevaricador. Nuestra Madre habla sobre el clero:
Todo Obispo debe ser padre con toda clase de personas, sin acepción de
personas. Todas las criaturas son iguales en sus almas. Las que se condenan son
porque así lo quieren.
Debes de saber que la vida mortal es el tiempo para las
criaturas, pero vendrá el tiempo de Dios, en que dará sentencia con equidad.
Nada te preocupe, la perfección de la Obra corre por mi cuenta.
A la Madre se le aparecen los tres Arcángeles y se le dice
que apoyarán la obra de santificación de las almas. Se le hace ver que todas
las almas son seres nobilísimos.
La Virgen pide que se haga una estatua de Ella, de tamaño
natural, así que llaman a un escultor. Es una imagen comenzada por mano humana
y terminada por los Arcángeles.
Fuente: https://youtu.be/AKW3WYI7kqk
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