El valor de un “Te amo”
Las palabras
que mejores nos suenan a los humanos son “te amo, te conozco, te aprecio, te
valoro, me interesas tú y lo tuyo”.
Un ser
humano desarrolla naturalmente sus poderes físicos; pero también posee poderes
espirituales que pueden no desarrollarse cuando se queda en el plano
horizontal, es decir, cuando no mira para arriba.
El que se
mueve por lo que le apetece, por la pasión o en confort en realidad no se
mueve, es movido. Algunas decisiones
nos desarrollan; otras, nos hacen retroceder. No somos personalidades estáticas
sino en evolución. Querámoslo o no, cambiamos para bien o para mal. Lo que
básicamente provoca el cambio son nuestras decisiones, cuando decimos Sí
pudiendo decir “no”, o cuando decimos “no” pudiendo decir que Sí. Somos
personas que encuentran disyuntivas, cada decisión supone una disyuntiva, por
eso es vital descubrir las consecuencias que las decisiones traen consigo.
Porque las elecciones, como los caminos, no son indiferentes, dejan huella.
Aquellos que
sostienen que no debe de haber límites en la actividad sexual están en peligro
de perder la libertad de amar, y también su libertad total. Al decir Sí al imperioso
instinto sexual y al menor dictado del instinto, pierden su capacidad para
decir que No. Y el hombre ya no es libre cuando es incapaz de decir No.
Si nos gusta
el “te amo” a los seres humanos, ¿cuánto más le gustará a Jesús, que se hizo Hombre,
es decir, uno de nosotros? Y así se lo explica a la mística italiana, Luisa
Picarreta: Estaba rezando, decía Luisa, y quería girar por todas partes para encontrar
el “Te amo” Supremo, quería poseer la fuente del verdadero “Te amo” para
tenerlo en cada acto, en cada movimiento, en cada latido, respiro mío, por cada
“Te amo” del mismo Jesús. Iba repitiendo en todas partes, y sobre cada cosa, el
estribillo “Te amo” para mi Supremo Señor. Mientras esto hacía, Jesús me dijo:
“El Te amo es todo, el Te amo es veneración, estima, es heroísmo, sacrificio,
confianza. El Te amo es poseer a
aquel que encierra el Te amo. El Te amo es una palabra pequeña, pero pesa
todo lo que pesa una eternidad. El Te amo,
dirigido a Dios, encierra todo y abarca a todos. Se eleva hacia lo alto,
desciende hasta lo más bajo, se imprime donde quiera y no se detiene jamás. Su
origen es eterno, en el Te amo mi
Padre celestial me generó. Y del Te amo
procedió el Espíritu Santo. En el Te amo
el “hágase” eterno hizo toda la creación. Y en el Te amo perdonó al hombre culpable y lo redimió.
En el Te amo el alma encuentra todo en Dios, y Dios encuentra todo en el alma. Por eso el Te amo está lleno de vida… Supera todo y triunfa sobre todo. Por eso quiero ver este Te amo dirigido a Mí sobre tus labios, en tu corazón y en el vuelo de tus pensamientos, en tus penas y en tus alegrías... en todo. Y mi amor pondrá en ti el sello de lo divino. (Cfr. Luisa Picarreta vol 17, Agosto 2 de 1925).
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