El noviazgo posesivo
Antoine
de Saint-Exupéry escribe en Citadelle
(Ciudadela): “No confundas el amor con el delirio de la posesión, que causa los
peores sufrimientos, porque al contrario de lo que suele pensarse el amor no
hace sufrir. Lo que hace sufrir es el instinto de la propiedad que es lo
contrario del amor.” ¡Como un fragmento de literatura, como éste, nos
ayuda a pensar en cosas que tienen que ver con nuestra vida cotidiana! El novio
no es “propietario” de tu cuerpo, de tus pensamientos, de tu vida.
Hay que
aprender a amar. Tomás Melendo dice que, hoy día este tema está ausente. Se
confunde el amor con el sentimentalismo blando. Amar es querer al otro en
cuanto otro. En el animal la referencia es siempre el “yo”, el bien propio. Hay
cosas que le atraen y cosas que rechaza. El ser humano, en cambio puede poner
entre paréntesis sus instintos y realizar algo porque ve que aquello es bueno,
aunque a él eso no le atraiga o no le interese.
Amar es querer el bien; no es fácil perseguir el bien del otro por el
egoísmo. Aquel bien que le ofrecemos a la persona amada ha de ser un bien real
ha de ser algo que la mejore, y no que me beneficie sólo a mí.
Cuando queremos a una persona la enseñamos a querer, a refrenarse, a ser amable.
Un
novio posesivo querrá acompañar a su
novia a todas partes, estará constantemente tratando de experimentar con ella
besos y caricias profundas. Además, le hablará
por teléfono a todas horas, querrá verla desde temprano y procurará despedirse
ya entrando la noche: Mostrará celos, hará amenazas y ejercerá una
manipulación a veces escondida. Esa persona crea conflictos emocionales y quita
la paz interior.
Por
eso, antes de comprometerse, hay que cultivar una amistad previa.
Los
cónyuges, antes de serlo debieron ser los mejores amigos. Los novios antes de
novios deben ser excelentes amigos: Será el mejor medio para conocerse.
Los
jóvenes buscan constantemente a la pareja ideal, o al menos adecuada, y con
frecuencia se equivocan, se decepcionan. Cuando un amigo les hace ver los
defectos del ser amado (idealizado) se enojan. Entonces el amigo (a) se aleja
murmurando que “el amor es ciego”.
No siempre es bueno cambiar una amistad
por un amor. Pero
el verdadero amor –el amor maduro- no es ciego, no idealiza.
Cuando alguien dice: “No tengo tiempo”, hay que preguntarle: “para qué”, porque tiempo hay mucho.
Hoy, algunos no tienen tiempo para la amistad porque han perdido el gusto por ella.
¿Por qué tengo
que querer a los demás? Porque son personas.
Amar es desear que la persona amada se desarrolle, sea mejor y alcance
la plenitud a la que está llamada. Amar es aplaudir a Dios, es decirle: “Con
éste (ésta), te has lucido”.
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