Ángeles
Nadie en el mundo se preocupa tanto por nosotros como el Ángel Guardián. Nadie es tan leal, paciente, cariñoso y lleno de celo por nuestra salvación como él; él ha sido señalado por Dios para llevarnos al Cielo. Aunque pequemos y lo olvidemos, él está siempre presente, observándonos y protegiéndonos.
Los ángeles, obtengan o no obtengan resultados, hacen siempre su oficio,
no se retiran de la custodia de las almas, están siempre en sus puestos, su
voluntad es siempre estable para cumplir el encargo confiado a ellos. Si
obtienen o no obtienen resultados, dan mayor o menos gloria a Dios, es decir,
siempre le dan gloria, aunque un alma a su cargo se pierda (cfr. Luisa
Picarreta, 5-20).
La Nueva Era da una versión distinta de la católica de lo que son los
Ángeles y Arcángeles. Los ángeles son espíritus puros, son seres personales de
naturaleza invisible creador por Dios, inteligentes, que colaboran como
mensajeros en el ejercicio de
Lo primero que Dios
creó fue lo más perfecto: los ángeles. El
hecho de que los ángeles fueron creados, fue confirmado en el IV Concilio de
Letrán (1215). El decreto llamado "Firmiter", contra los albigenses,
habla del hecho de que ellos fueron creados, y que los hombres fueron creados
después de ellos.
Los ángeles se
representan en la pintura y en la escultura en forma de hombre o de niño, con
alas en su espalda y con una aureola en su cabeza; pero se trata únicamente de algo simbólico que no corresponde a la
realidad, pues los ángeles no tienen cuerpo.
Los ángeles fueron
sometidos a una prueba y algunos no
la pasaron: son los demonios. Si todo pecado comienza por la soberbia (Ecle 10,
12s), también su pecado comenzó por allí. Satanás, deslumbrado por su propia gloria, olvidó que dependía de Dios y
negó esa dependencia. Se negó a reconocer la supremacía de Dios. San Atanasio
también advierte que la soberbia fue lo que precipitó al demonio y a los
ángeles caídos al abismo. Ahora tienen envidia de los seres humanos pues Dios
nos destinó a ocupar los puestos que ellos perdieron en el cielo.
Tobías y Daniel son los libros
más ricos del Antiguo Testamento sobre los ángeles.
Los Santos Padres aceptan que hay 9 coros angélicos que se agrupan en
tres jerarquías.
- Los
Serafines, los Querubines y los Tronos.
- Las
Dominaciones, Las Virtudes y las Potestades
- Los
Principados, los Arcángeles y los Ángeles.
San Jerónimo dice: “¡Cuan grande
es la dignidad del hombre, que desde el día de su nacimiento tiene asignado un
Ángel que lo proteja!”. Pero fue Santo Tomás de Aquino fue quien trazó la
arquitectura de una angelología teológica. Es uno de los tratados en los que
logra mayor cohesión y penetración. El tema de los ángeles le fascinaba.
El número de
ángeles
“Determinó el término de las gentes según el número de los ángeles de
Dios” (Deuteronomio 32,8). Frecuentemente se dice que el
número de los ángeles es prodigioso (Daniel 7,10; Apocalipsis 5,11; Salmo
67,18; Mateo 26,539. Lo que sí es seguro es que hay más ángeles que personas
humanas.
¿Cómo intervienen los ángeles en
los hogares, en las escuelas, en las fábricas, en los cines, en los
parlamentos, en la carretera?
Santo Tomás –el Doctor Angélico- encuentra la respuesta a esas cuestiones en
la naturaleza misma de los ángeles. Conocen mejor que nosotros el mundo material y sus leyes. Ejercen
sobre este mundo material un imperio misterioso. A San Pablo lo pica una víbora
en la isla de Malta, probablemente fue una acción del ángel sobre la víbora
(Hechos 28). El poder de los ángeles sobre el mundo animal es mayor que el de
los domadores de leones y encantadores de serpientes.
Es un hecho palpable que no nos bastamos a nosotros mismos, que
necesitamos habitualmente de la ayuda de los demás. En esta vida de relación
participan no sólo los hombres, sino también los ángeles: “desde esta tierra,
la vida cristiana participa, por la fe, en la sociedad bienaventurada de los
ángeles y de los hombres, unidos a Dios “(Catecismo
de
Sin embargo, es necesario dejarse ayudar. Los ángeles no pueden entrar
en el interior de la conciencia, no tienen acceso a lo que el hombre piensa y
desea; pueden conocerlo sólo si se lo manifestamos o si Dios se lo revela. Aquí
se encuentra otro motivo para tratar al Ángel Custodio: hablar con él, decirle
lo que nos pasa y lo que queremos, para que lo conozca y nos ayude.
Ciertamente, con su inteligencia agudísima, basándose en signos —reacciones y
actitudes, palabras o gestos— pueden llegara conocer nuestras intenciones y
proyectos, o nuestras necesidades, y así alcanza a saber lo que nos conviene;
pero habitualmente recibirá más ayuda del propio Custodio quien más le trate.
Nuestro ángel
custodio se convierte en una ayuda valiosísima,
pues además de las oraciones que le dirigimos, podemos entablar un diálogo
frecuente, que se traduce en peticiones concretas y sencillas, a título de
ejemplo: nos inspire para acudir con mejores disposiciones a
La ayuda del Ángel puede contribuir enormemente a la eficacia del
trabajo, de la oración y del apostolado: es un gran aliado para vivir la
coherencia de vida. El fin último de la misión del Ángel “es llevar al hombre a
la posesión de la herencia eterna” (Santo Tomás, T.Th, I. q.
La protección del Ángel Custodio es decisiva en la lucha interior, ya
que por naturaleza está habilitado para este combate. Viendo el demonio bajar a
la tierra para perseguir “a los que guardan los mandamientos de Dios y el
testimonio de Jesús” (Ps. CXXXVII, 1), los ángeles buenos descienden también,
para defendernos. San Josemaría Escrivá dijo: “acude a tu Custodio a la hora de la prueba, y te amparará contra el
demonio y te traerá santas inspiraciones” (Camino, n. 567).
Los demonios
Los demonios son ángeles caídos, solitarios, concentrados en la amargura
de su propia condenación. Buscan la condenación del hombre para la eternidad. La representación cristiana del diablo bajo la forma de un dragón
deriva especialmente del Apocalipsis (9, 11-15; 12, 7-9), en donde se le
menciona como el "ángel del hoyo sin fondo", "el dragón",
"la serpiente antigua", etc. El exorcista, José
Antonio Fortea, dice que las sesiones de espiritismo son una de las causas de
posesión demoníaca y, probablemente, la más frecuente: “Prácticamente todo el mundo
que ha jugado a la ouija (un tipo de espiritismo) tiene los demonios muy cerca.
Y si se abusa de ese juego ritual es peligroso, porque el demonio puede actuar
luego en ellos”. (Revista María Mensajera n. 295, agosto 2005).
El Padre Pellegrino
Ernetti, célebre exorcista, fue recibido por Juan Pablo II, y le comentó: “Hay
algunos Obispos que no creen en el demonio”. El Papa le respondió brevemente:
“Aquel que no cree en el demonio, no cree en el Evangelio” (cfr. Entrevista a Gabriele Amorth en 30 Días, Roma, junio 2001).
Comentarios
Publicar un comentario