La libertad humana es un regalo
La
libertad es signo eminente de que el hombre es imagen de Dios.
La participación del hombre del cielo es un bien tan grande y tan deseado por
el Amor divino, que Dios ha querido correr el riesgo de la libertad humana. La
libertad no es tanto una propiedad natural cuanto una conquista, fruto de la
educación, de las virtudes adquiridas y de la gracia de Dios.
1.
Dios creó al hombre libre
Ante el hombre están la vida y la muerte. El que
prefiera cada cual, se le dará. Esto se ve en la película Sonidos de libertad, de Verástegui, cuando dialoga el protagonista,
Timoteo Ballard (actúa Jim Caviezel) con Vampiro, un ex convicto que al salir
de la cárcel vuelve a las andanzas, pero el ver la tristeza en la cara de una chica
de 14 años, que se dedicaba a la prostitución, pensó: “Yo soy la oscuridad que
la hace triste, debo matar a la oscuridad”. Y cambia su forma de vida, ahora
compra niños para devolverlos a su lugar de origen. Vemos como el ser humano
siempre puede rectificar y usar bien de su libertad.
¿Por
qué Dios nos dio libertad? Dios ha querido dejar al hombre en
libertad para que así busque a su Creador, espontáneamente y adhiriéndose
libremente a Él, alcance la bienaventuranza. Creando al hombre a su imagen y semejanza,
Dios dispone crear seres que sean capaces de participar de su misma vida
divina, de ser sus amigos y de entrar en comunión con Él.
Para ello es necesario que los seres humanos seamos
libres. Dios quiere hijos, no esclavos. “Los hijos de Dios no se venden”, como
dice la película mencionada. El ser humano es finito y falible. Usar bien de mi
libertad implica no vender el alma por un
plato de lentejas.
Los astros siguen con toda exactitud las órbitas que
tienen, pero no pueden conocer y amar. Con solo existir dan gloria a Dios. Sólo
los hombres nos unimos a Dios por el ejercicio de nuestra libertad. El
hombre no vale por lo que tiene o por lo que es, sino por lo que decide.
La participación de los hombres en la bienaventuranza eterna es tan maravillosa,
que Dios ha querido correr el riesgo de la libertad: Podemos perderla por
decisiones mal hechas.
2.
Las dimensiones de la libertad humana
Verse libre de
coacción es la que goza una persona que ha decidido hacer algo y lo hace, es
una libertad externa libre de impedimentos. La libertad se entiende de este
modo en el ámbito del derecho y la política, así se habla de libertad de expresión y libertad de reunión,
cosa que no existe en los países comunistas o en las cárceles.
La libertad de
elección o libertad psicológica significa la ausencia de necesidad
interna para elegir una cosa u otra, como puede ser la profesión u
oficio. Algunas drogas o enfermedades mentales pueden privar parcial o
totalmente de libertad psicológica.
La libertad
moral es aquella de que goza la persona que no está esclavizada a sus malas
pasiones, vicios o por el pecado. Entendida en este sentido, la libertad es una
conquista, fruto de la educación, de las virtudes que posee y de la gracia. La
Biblia habla de la libertad en este sentido y esa libertad culmina con la
gracia que Cristo nos consigue.
3.
La esencia de la libertad
La libertad libre de impedimentos exteriores, de
condicionamientos interiores para elegir, y de obstáculos morales para
ejercerla, aparece como la negación de algo. Ahora bien, hace falta considerar
la esencia positiva de la libertad y su acto propio, que es la autónoma adhesión al bien,
es decir, el amor al bien.
Libertad y amor están unidos, no hay amor que no sea
libre, ni libertad que no se ejercite como amor a algo o a alguien. Una madre
se sacrifica por amor a sus hijos, y según la medida de ese amor, así se
manifestará su libertad. El sacrificio y entrega a lo que se ama, son expresión
de esa libertad porque nacen del amor, y el amor no puede no ser libre.
Cristo entregó libremente su vida: “Por eso me ama el
Padre porque doy mi vida…” Nadie me la
quita, sino que yo la doy libremente (Juan 10, 17-18).
En nosotros la adhesión al bien puede ser costosa
porque tenemos una inclinación a la pereza, a la comodidad, al mal, pero la
inclinación al bien puede ser más fuerte si así lo queremos. La libertad sólo
puede entregarse por amor, por eso los que sostienen el “amor libre” ponen su
libertad –su yo- por encima del amor. Es decirle al otro: “Te entrego todo
menos mi libertad”. ¡Eso no es amor!
4.
La libertad desde el punto de vista histórico-salvífico
La Biblia considera la libertad desde la perspectiva
de la Historia de la Salvación. Para entender al hombre hay que conocer la
caída original. A causa del pecado original la libertad quedó sometida al
pecado, aunque no se corrompió por completo (CEC, nn. 1739-1740). San Pablo
afirma, en la Carta a los Romanos, que el pecado que se introdujo a raíz del
pecado de Adán, es más fuerte que la inteligencia y la voluntad, ¿e incluso que
la Ley de Moisés? Sí. Todo pecado es voluntario, sino no sería pecado.
Entonces, ¿cómo evitarlo? Sin la gracia no podemos evitar el pecado siempre,
porque tenemos oscurecida la inteligencia y debilitada la voluntad.
Cristo nos rescató del pecado que nos tenía sometidos
a la esclavitud (cfr. CEC, n. 1741). Con la gracia de Cristo los hombres pueden
evitar el pecado, como se ve en la vida de los santos canonizados y en tantos
cristianos que viven en gracia y evitan los pecados graves y los veniales
deliberados. El hombre necesita ser libre para ser feliz, pero no será feliz
sin Dios, porque el sentido de su vida es conocer, amar y servir a Dios en esta
vida, y gozar de Él en la otra. Hay amores que no conducen a Dios.
Las
leyes humanas conducen al bien cuando están en armonía con la ley moral.
El comportamiento libre lo regula cada persona según el conocimiento que tiene
del bien y del mal: libremente realiza lo que conoce como bueno y libremente evita
lo que conoce como malo. Es necesario corregir los deseos de venganza, de
robar, de violencia, de lujuria. Obrar mal no es una liberación, es una
esclavitud.
En nuestra vida ha de estar presente el respeto de la
libertad y la comprensión de los puntos de vista diferentes. La verdad no se impone, se expone.
Fuente. www.opusdei.org
Textos doctrinales.
CHESTERTON escribió: “El hombre libre no es aquel que
piensa que todas las opiniones son igualmente verdaderas o falsas: eso no es
libertad sino debilidad mental. El hombre libre es aquel que ve los errores con
la misma claridad que la verdad”.
También Chesterton dice: “La familia es la prueba de
la libertad, porque la familia es la única cosa que el hombre libre hace por sí
mismo y para sí mismo”.
¡Cuánto trabajo nos cuesta pensar en el hoy, el mañana y las consecuencias!
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