Jóvenes y fe
En Estados Unidos, entre las personas nacidas en el
año 2000 a la fecha (generación Z), el 45% fueron criadas como católicas, pero
sólo el 28% se identifican como tales.
Más del 60% de estas personas fueron absorbidas por lo no religioso.
Algunos adolescentes reportaron escepticismo o incredulidad, mientras que otros
simplemente dejaron de asistir a Misa. La falta de fe en las enseñanzas
religiosas fue la principal causa de deserción.
El 73% de los encuestados piensan que se puede ser
buen católico sin ir a Misa los domingos. El abuso del clero también se
menciona entre las razones para no participar en la vida parroquial.
El 9% de los católicos encuestados en Latinoamérica
dicen que se alejaron de la fe porque se casaron con personas de otra religión.
Otros ofrecieron razones esperadas: 68% participar de un culto distinto, 81%
buscar una conexión personal con Dios, y el 60% deseaba un mayor énfasis en la
moral. En Estados Unidos y Europa, la Iglesia pierde seguidores por defender la
moral tradicional, y en Latinoamérica por no defenderla lo suficiente.
Algunos tenemos unas sugerencias, como la del Pew
Research Center y encuestas de Janet Smith. Necesitamos una mejor catequesis;
pero la catequesis sin el amor a Jesús -a la Eucaristía- es un hueso seco.
Requerimos detener los escándalos de abusos y eliminarlos, pero también
necesitamos ser almas de oración y penitencia, sentir urgencia por la salvación
de las personas. Además, es oportuno enviar a los hijos a universidades con una
fuerte identidad cristiana y procurar el encuentro con Nuestro Señor Jesucristo
en algún retiro, convivencia o actividad deportiva.
La sabia Isabel Perochena enseñaba: “Escoger la
pareja adecuada no es fácil, pero se pueden tener en cuenta tres cosas. Habría
que elegir que esa persona crea en lo que tú crees, que espere lo que tú
esperas, que ame lo que tú amas”.
El dominico francés, Garrigou-Lagrange decía: “La Iglesia es intransigente en los
principios, porque cree, y es transigente en la práctica porque ama”. La naturaleza
humana es débil, por eso hay que ser comprensivos. Frente al mundo moderno que
es transigente en los principios, porque
no cree, e intransigente en la práctica porque no ama. Nuestra época no
defiende unos principios, pero luego es implacable.
Si
tienes ansias de dinero te puedes volver un narco, un estafador o una mala
persona. En cambio, para ganar dinero limpio hay que ser disciplinado, creativo
y muy sacrificado; si te dedicas a
las fiestas no vas a lograr casi nada, Los años 20 a 30 son decisivos para los
jóvenes. Si están con las estupideces del género que sólo te corrompen la
mente, no les va a ir bien. Pasan muy rápido los años. En esa época se juega el
80% de tu futuro. De los 30 a los 38 años también es clave. Lo que te va a ser
más feliz es tener familia, ¡está estudiado! No te va a hacer feliz tener un
perro.
Alejandro Cortés
González-Báez nos reta a buscar cuáles son nuestros principios: ¿Puedes
decir cuáles son tus principios?
Esto nos lleva a un planteamiento de vital importancia en nuestras vidas
con la siguiente pregunta. ¿Cuál es mi
jerarquía de valores? 1.- Trabajo, y prestigio profesional. 2.- Dinero y bienes materiales. 3.- Salud corporal y ejercicio físico. 4.- Arte, o valor estético. 5.- Familia: Cónyuge, hijos, padres,
hermanos. 6.- Dios, y práctica
religiosa. 7.- Diversión y
descanso. 8.- Comida y bebida. 9.- Placeres sensuales. 10.- Inquietudes intelectuales. 11.- Patria, deberes cívicos y
ecológicos. 12.- Amistad (amigos).
Cada uno vamos a poner una numeración distinta. Para algunos la jerarquía de valores será: Dios,
familia y trabajo, amistades, inquietudes intelectuales, diversión y descanso y
aquí entraría el arte, la salud y el deporte.
Siguiendo el
ejemplo de los grandes hombres, hemos de procurar que los demás descubran que
los valores son dignos de ser amados, y por lo mismo, de luchar por hacerlos
vida de nuestra vida. Estamos en la tarea de cambiar este mundo, y en buena
parte depende de cómo vivamos individualmente. La oración es la fuerza del hombre y la debilidad de Dios. Se nota que
una persona tiene fe cuando reza mucho.

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